Una grata conversación [Priv. Okita]

Finalmente había llegado a aquel salón, sin embargo el número de profesores era bastante reducido, algunos andaban merodeando por allí o tomando las clases. Dejó su maletín negro sobre la mesa que le correspondería y luego acomodo una silla al lado de la propia invitando con un gentil ademán de su mano diestra para que aquel asiático tomara asiento en esta.
 
-Hay muchas cosas que me intrigan, me he enterado que vivías en un Templo budista, es una religión que realmente me gustaría estudiar a profundidad.  -  Hizo una pausa abriendo ingenuamente sus ojos - ¡Oh! Dije “religión”, perdón, quise decir “doctrina” …-
 
Caminó hacia la máquina de café y sacó dos vasos de poliestireno para mantener el calor de la bebida, y luego dejó el vaso junto al muchacho mientras traía la azúcar. 
Tomó asiento de manera relajada, cruzo una pierna por sobre la otra y cerró los ojos sonriendo levemente en lo que llevaba aquel vaso hacia sus propios labios sin echarle ni una sola cucharada de dicho endulzante artificial.
 
-¿Te importaría conversarme un poco de tu vida en Japón? Es un país que realmente me intriga, según las leyendas populares, en un grano de arroz puedes encontrar hasta 1000 dioses diferentes…hahaha-

-Caminó tras el sensei, por alguna razón este hombre parecía más un profesor que cualquier otro, y posiblemente esa actitud era la cual lo hacía sentirse seguro aunque no lo conociera del todo. Tenía algo de duda en entrar al salón de profesores, sin embargo aun así lo hizo lentamente, y siguió con la mirada cada una de las acciones del adulto que vestía religiosamente con el color negro.
 
Asintió con la cabeza cuando este le ofreció aquella silla, y tomó asiento casi de inmediato observando a su alrededor, pudo dar fácilmente con el escritorio del profesor de Química, y luego al oir la voz del hombre desvió la vista hacia el de inmediato-
 
Ah…si, el budismo no se considera religión porque Buda no es un dios, más bien es un maestro…nos dejo en la tierra sus enseñanzas para acatarlas como buenos alumnos…
 
-murmuró levemente mientras observaba a aquel profesor, y su mirada jamás se retiraría de sus acciones incluso cuando este ya estaba ubicado frente a su persona. Tomo la taza de café y le echó unas seís cucharadas de azúcar, revolviéndolas mientras prestaba atención al maestro de teología, se sentía algo cómodo, nunca nadie le había preguntado algo así.-
 
Bueno, la verdad es que no sé todo sobre el budismo porque solo me crie con ellos pero intentaré ayudar en todo lo que sea necesario, sensei…
 
-Bajó la mirada de manera serena, y bebió de su propio café sonriendo levemente por la cortesía que tenía aquel hombre con su persona-

Prestó atención a las palabras de aquel muchacho, asintiendo con la cabeza mientras mantenía el café en su mano derecha. Aquellos ojos verdes le gustaban mucho pero aun sentía en aquel menor un aroma de alguien más.
 
-Así es, eso había leído…ya que Buda era hindú por ende allí tenían sus propios dioses….- 
 
Bebió el café cerrando los ojos, y luego volvió a centrar su vista en el japonés de intensos ojos verdes.   – Resulta que estoy escribiendo un artículo para un blog…entonces es fundamental ver esta doctrina desde el punto de vista de los que directamente lo vivieron…- Se puso de pie, y revisó su propio bolso, justamente tenía un libro de Sidharta Gautama, por lo tanto cuando lo tuvo en sus manos se sentó y acercó un poco más la silla al chico.
 
-He estado leyendo este libro para instruirme un poco, acá explican toda la ideología budista, sin embargo me gustaría que me hablaras desde tu experiencia…¿Te parece? ¿o es un tema complejo para ti?  -  
 
Dejó el libro sobre la mesa y luego apoyando sus manos sobre sus propias rodillas se acercó un poco al chico, murmurando en voz baja.
 
-Especificamente siento curiosidad por los “Tulpas”, ¿Sabes que son verdad? …-

-Siguió con la vista nuevamente al adulto, el cual se movía con la gracia de un pavo real, le gustaba comparar a los humanos con animales, de alguna manera se sentía más seguro cuando hacía esto. Cuando el adulto volvió notó como ligeramente se acercaba hacia él, pero nuevamente, no podía sentirse amenazado, el hombre parecía ser muy decente, era la misma sensación que tenía con Dahmer san, eso le agradaba.
 
Observó el libro, tocó la portada con la yema de los dedos, y cuando escuchó aquellas palabras, “Tulpa” sus ojos verdes se abrieron de golpe, girándose rápidamente hacia el profesor de teología. ¿Si sabía de que hablaba? Claro que lo sabía-
 
“Tulpa” ….
 
-Murmuró y luego asintió con la cabeza frunciendo levemente el ceño. Recordaba de manera rudimentaria que los monjes hablaban de eso cuando eran niño, incluso con los jóvenes aspirantes contaban ciertas leyendas sobre ellos, pero nunca había sido capaz de comprobarlo, por lo tanto se mantenía así, en un relato entre jóvenes.-
 
En Osaka comentaban de un monje que había creado un Tulpa sin embargo algo salió mal y la energía lo llevo a la perdición…. Decían que había que alcanzar un grado de iluminación avanzado para no ser devorado por la oscuridad…
 
-Sintió un escalofríos en la espalda, le llamaba la atención las cosas paranormales, pero cuando se trataba de enfrentarlas era algo temeroso.-

Sonrió gustoso al oírle. El tema realmente le llamaba la atención, y evidentemente si salían mal los “tulpas” cuando la persona no estaba preparada mentalmente para formarlos, tenía profundo conocimiento sobre ellos, y además profundo interés.
 
-Las leyendas son correctas, los Tulpas muchas veces salen mal al crearlos, porque si lo vemos de alguna forma más espiritual, un Tulpa es la materialización de tus propios pensamientos, y muchas veces  -
 
Sonrió de lado a lado, ladeando la cabeza hacia un costado y señalando con suavidad una de las sienes del muchacho mientras se acercaba lentamente.
 
-Nosotros pensamientos no están muy limpios de ideas macabras, fúnebres y tétricas….nuestra cabeza suele llenarse varias veces de ideas impuras…y de eso, se alimenta el Tulpa –
 
No sabía si sus palabras asustarían al muchacho, pero tenía que aceptar el hecho de que se había emocionado un poco con el tema, y por eso se dejó llevar, incluso afectando el plano espiritual, puesto que el ambiente comenzó a sentirse un poco frio, provocando que el humo del café se hiciera más evidente.
 
-Además cabe mencionar que los mismos demonios expulsados del jardín del edén en el cielo, vinieron a vivir en nuestras cabezas, y al materializar un tulpa podríamos bien estar materializando a un ser infernal… dio la coincidencia que leí hace un tiempo la experiencia de una exploradora que materializó un Tulpa, pero para darle un toque más “espiritual” le dio forma de monje budista… pero ese Tulpa aun era siniestro, y la mujer era constamente atacada por él …. Una vez que materializas uno, el te seguirá por siempre….-
 

Sonrió nuevamente, el bien sabía de eso, sabía que era sentirse atormentado por un ente sobrenatural.  –Lamento si esta charla te asusta…no era mi intención…- le dio un par de palmadas al menor sobre su mejilla.

-Se aferro con fuerza de aquel café, la voz de aquel adulto que a pesar de tener un tono dulce y agradable, pero el contenido de sus palabras calaba lo más profundo de sus huesos. Frunció ligeramente el ceño, recordaba su infancia cuando los monjes contaban sobre estas experiencias, pero, el solo creía que se trataba de una forma que tenían de asustar a los niños del templo.
 
Bajó un poco la mirada evitando hacer el contacto con aquel terrorífico adulto, y luego bebió de su café, mientras podía sentir como el ambiente se volvía más frio, lo sabía porque sus manos lo sentían, más aun cuando tenía el cálido café sostenido en ellas. –
 
Entiendo… Y-yo creí que solo hablaban de eso para asustarnos…
 
-Murmuró, mientras buscaba tranquilizar las sensaciones que estaba experimentando intentando recordar algunos de los mantras que les habían enseñado en la infancia, pero era inútil, su cabeza solo se dedicaba a prestar la mayor atención en aquella danzante y cálida voz masculina que guiaba su imaginación a sitios inexplicables y sensaciones perturbadoras.
Hubo un silencio cuando el adulto terminó, no sabía que podía decir para terminar ese instante que parecía eterno, entonces aquel hombre, con la misma dulzura con la que hablaba, tocó su mejilla intentando calmar las sensaciones reflejadas en su rostro, no lo evitó, simplemente se sonrojó por la vergüenza –
 
No se preocupe, puedo entenderlo…aun así me gustaría saber más…
 
-Pensó que debía llevarlo, tenía que llevarlo a tal sitio, pero su sentido común decía que no debía aventurarse con él a un lugar como lo era la zona prohibida, aun así quería ver si aquel adulto sabría más –
 
Quiero que me acompañe a un lugar… si no es mucho pedir. 

Que dulce rostro, el temor se reflejaba en esos ojos verdes, podía incluso nadar en la profundidad de aquel sentimiento, quería más, quería verlo asustado, al punto en que sus piernas temblaran y su rostro se inundara de lagrimas, era hermoso, quería verlo más hermoso aun.
 
La voz del menor se notaba insegura, pero a la vez, tenía la firmeza suficiente como para responder a cada una de las palabras que decía, estaba encantado con esa fortaleza, aunque escuchaba en su interior las constantes oraciones pisotear.
 
 
No podía obedecer luego de tal sugerencia, lo estaba invitando a ir a otro sitio, no pudo evitar dibujar la sonrisa sobre sus labios, “¿Estás seguro que quieres ir conmigo?” pensó, ¿acaso ese niño era capaz de arriesgarse de esa manera? ¿Incluso si decidiera comer su alma en un suspiro?
 
-¿Hacia dónde? Puedo seguirte a donde sea, pero mínimo me gustaría saber…. – Murmuró suavemente mientras se acercaba al rostro del asiático  - ¿O acaso es un secreto?....- Acercó sus labios al oído del chico finalizando en susurro.
 
No esperó mucho, se puso de pie guardando el libro en su bolso.  -¿Me llevarás ahora?  Okita Souji …- 

-Mentiría si no aceptaba que la esencia que envolvía a aquel adulto lo tenía bastante interesado, y si, aunque podía sentir también que a veces aquel hombre le coqueteaba con descaro, su impulso de conocer más allá de lo que sus ojos podían ver lo estaba ahogando como un pez fuera del agua.
 
Siguió con la mirada al adulto incluso cuando este se puso de pie, y rápidamente hizo lo mismo tomando su bolso.  Dudó un poco en dar algunos pasos, pero luego, sacando coraje de quien sabe dónde, detuvo la manga del maestro.-
 
L-lo ideal es ir cuando sea más oscuro…encontrémonos allí al finalizar las clases, sensei…
 
-Algo no estaba bien con ese profesor, pudo sentirlo al tocar su ropa, la cual estaba helada, casi congelada. Soltó aquella manga y retrocedió un poco, haciendo una rápida reverencia ante el adulto, para después salir  corriendo por la puerta de salida de la sala de profesores-