Delirando [Priv. Sun Hee]

Llevó ambas manos hacía sus bolsillos arqueando sus cejas cuando aquella escandalosa mujer se golpeó la cabeza y luego se levantaba del suelo con una actitud totalmente distinta que antes. ¿Por qué no estaba sobre él? Obviamente había un antes y después de la fiesta, y necesitaba averiguarlo.

Se inclinó para tomar los papeles del suelo mirando el contenido de estos –Durmiendo en los exámenes de tus estudiantes ¿Cuándo te volviste un vagabundo? –Dijo con severidad mientras ponía los papeles sobre el mesón, no sin antes mirar de abajo hacía arriba el atuendo de la mujer. –Al menos hubieras ido a tu casa a cambiarte ¿Qué clase de adulto eres? –Frunció el ceño, pero a pesar de que estaba molesto, no iba a moverse de en frente de Sun Hee hasta obtener alguna respuesta.

–¿Dónde demonios estuviste anoche? Sun Hee – Dijo directamente –Me dijeron que saliste tras un alumno de la casa rosa – Continuó levantando un poco el rostro de forma autoritaria, casi dándole la orden implícita de que le respondiera. –Más aun, ni siquiera me respondiste las llamadas ni los mensajes ¿Cuál es tu maldito problema? Tu hermana y yo estábamos preocupado ¿Crees que tienes 17 años para hacer este tipo de estupideces? – Se calló de golpe, ladeando la cabeza hacia un lado y tocándose las sienes, esta mujer realmente le sacaba de quicio. ¿Cómo podía ser tan insoportable? ¿Y porque su cuerpo aun sentía que era la indicada? Claramente Sun Hee era una desgracia para su vida.  –¿Me vas a responder o te quedarás callada? –

Se quedó observando el tipo de excusa que se le daría por la desaparición la noche anterior, aunque evidentemente la respuesta sobre que solo durmió allí era bastante clara ¿Dónde más sino? Sun hee no aparecería en un sitio donde estaría tan expuesta temprano solo por gusto, pero en ese caso ¿Qué había pasado con Eun-Ha? ¿No se supone que vivían juntas? Por qué entonces la mujer había preferido pasar la noche en un sitio como este.

Se sorprendió un poco por el notorio nerviosismo de la pelirroja, balbuceando a duras penas sus inquietudes que eran difícil de entender hasta que salió en evidencia el tema de la alumna. Curioso que lo mencionara. ¿Acaso la maestra estaba insegura por esa situación? ¿Por eso decidió irse? No supo como reaccionar de forma racional, podía deshacerse en explicaciones para que le entendiera, pero ¿realmente confiaría en algo así o se hundiría en sus propias ideas? No sabia como manejar la cabeza de aquella mujer, porque Sun Hee no era precisamente una persona fácil de manejar, así que se dejó llevar por sus propios impulsos, tomó las mejillas de ella y la besó cerrando sus ojos.

Atrapó aquellos labios con los propios, y cuando estuvo cerca, sus manos rodearon la cintura de ella, levantándola un poco para sentarla sobre el mesón y acomodarse entre sus piernas. Todo resultaba así cuando estaba con ella, todo era impulsivo, desordenado, sin planificación. Apegó su cuerpo todo lo que pudo, sintiendo los pechos de su ex mujer presionándose contra su propio pecho. Deshizo el beso brevemente asomando su lengua y lamió sus labios para después acomodarse el cabello, mientras apoyaba sus manos sobre el mesón. –Hay muchas cosas que quiero preguntarte  para ser sincero, pero no se si es el lugar y es el momento –Ladeó la cabeza hacía un costado y lamió el cuello ajeno, mordiéndolo suavemente.

Levantó brevemente la mirada, solo para verlo, ver aquel rostro severo ¿Qué clase de expresión tendría ante su patetismo? Sentirse así de nerviosa, celosa, insegura, fracasada ¿Acaso el estaba disfrutando que no tuviera el mismo éxito que él tenía? Porque mientras el era premio regional de literatura, ella estaba recogiendo los pedazos de su corazón. Mientras el se volvía un importante profesor en la universidad, ella se había embriagado y casi acostado con Evan Floyd de Adore, mientras el daba un discurso en la fiesta de la UEA ella estaba besándose con Aiden Taylor ¿Que clase de ojos la miraban ahora?

Bastó cruzar la vista con él para ser tomada de las mejillas y besada de aquella manera. Se sorprendió de inmediato, pero rápidamente rodeó su cuello y le correspondió con desesperación. Sus manos se aferraron a su espalda, clavando sus uñas cuando este la subía en el mesón, y su propia cabeza comenzó a dar vueltas entre los breves espacios que tenía para jadear entre aquel beso. Sus manos fueron bajando por los hombros y pecho ajeno por un momento, rodeando la corbata ajena y jalándola hacía ella misma, hasta que el beso se detuvo.

Se quedó mirándolo fijamente, deseando que no se detuviera, pero la voz ajena quebró el momento volviéndola a la realidad. Abrió los ojos como platos, desvió el rostro y acomodó un poco la chaqueta que se había caído por el ajetreo. –¿Q-que clase de preguntas? HEHEHE  –¿Acaso tenía que ver con AIDEN? Y recordó automáticamente lo que había pasado con el estudiante moreno, las promesas de seguir viéndose, y ahora ella estaba en este tipo de situación con Sehun, nuevamente comenzó a sentirse nerviosa, pero porque no estaba segura que hacer. Gimió un poco al sentir los besos sobre su cuello de su ex marido.  ¿COMO EVADIR ESTE PROBLEMA? ¿COMO EVADIRLO?  Entonces nada más, se hizo la desmayada(??) y cayó sobre el mesón, esperando que eso se lo creyeran. Lucía tal mal que era creíble.

Hermosa. Era la primera idea que se le venía a la mente cuando la veía. Siempre lo había pensado, desde cuando se conocieron en corea hasta el momento de ahora, Sun Hee podía ser todos los adjetivos que existieran, pero nada le quitaba ese rostro hermoso. ¿Acaso ella era consciente del poder que tenía? Enfermaba de celos pensando que alguien más podía haberse fijado en ella, que cualquiera encontrara este tesoro secreto del que había intentado escapar. Podía compararlo perfectamente con joyas.

Recordó un libro que leyó hace tiempo, sobre joyas malditas. Entre las mencionadas estaba el precioso diamante Hope. Una joya cuya belleza era directamente proporcional a la siniestra fama que le precedía. Cuantos hombres seducidos por su belleza habían caído en desgracia. Ahí mismo estaba él, volviendo a caer en esa mirada que le pedía con desesperación que le prestara atención. –Sun Hee... –Murmuró aunque ella parecía más distraída de otras cosas que de lo que estaba ocurriendo entre ellos. –Vámonos a mi departamento –Continuó directamente sobre su piel, pero sintió que el silencio estaba siendo más de lo necesario. ¿Qué estaba ocurriendo?

Levantó la mirada y vio como el cuerpo de la mujer cayó al mesón desfalleciente. ¿Se había desmayado? Seguramente estaba más agotada de lo que parecía. –Es peligroso que hagas este tipo de cosas, tarada –Exclamó, incorporándose algo desanimado sin embargo llamó a la hermana de aquella mujer de inmediato. Seguramente Eun-Ha estaba preocupada. Cuando la pelinegra respondió, se adelantó. –Antes de que me cuelgues o algo, te comunico que estoy con tu hermana acá, ¿Estás en tu casa? ¿Debería llevarla hacía allá? –Retiró el cabello ajeno de los hombros, y notó algo que llamó su atención. Había una marca de beso, pero el no había accedido a ese lugar. ¡¿Quien?! El silencio se sintió en la llamada. –Disculpa ¿O vienes tu a buscarla? –Frunció el ceño intentando comprender que había visto. ¿Sun Hee había estado con otro hombre? ¿Cuando? ¿Era reciente esa marca?

Así mismo, como el había temido, ocurrió, la joya maldita había logrado seducir a otro hombre y saltado de mano en mano como en ese libro que el conocía. Su cabeza se hizo un completo enredo. ¿Quién era esa persona? Era imposible que fuera Arthur porque Arthur no estaba en la ciudad previo a todos los acontecimientos, y esa noche estuvo a su lado todo el tiempo. ¿Entonces quien? ¿Estaba antes? Su cabeza hizo un recorrido rápido por los recuerdos recientes que tenía con Sun Hee, era imposible dilucidar si esa marca estaba antes o era solo de ahora.

Escuchó el “¿Dónde están?” que lo despertó, y aunque no había oído lo anterior, se apresuró a responder intentando que sus emociones no jugaran un papel patético en ese momento. –Estamos… –Pausa. Su mirada iba de inmediato a esa marca, ¿habrían más? Una marca superficial no significaba nada, a no ser… –D-disculpa. Estamos en la Universidad –Por su salud mental dio un paso hacía atrás. Quito su saco y lo puso encima de su ex esposa y caminó hacía la ventana. –Me dijo que se había quedado a dormir acá, en la sala de profesores –“Sin embargo no creo que eso sea verdad” Su mente continuó la frase torturándolo. Miró hacía la figura de Sun Hee brevemente; ¿Quién había sido el idiota?

–¿Puedo preguntarte una cosa? – ¿Cómo sacarle el tema a Eun-Ha? Tampoco era que fueran tan cercanos como para hacerlo ¿Verdad? Al contrario, la relación que tenían eran constantes conflictos. –No, olvídalo, te veo acá. – Colgó. Abrió la ventana, sacó un cigarro y comenzó a fumar intentando calmar la ansiedad que la situación comenzó a generarle.

En lo que terminaba de procesar todo lo que estaba pasando decidió dejar a la profesora sobre la mesa mientras tomaba sus sienes con preocupación. Claro que algo había ocurrido con alguien que no era él, esa marca en su cuerpo era la prueba irrefutable, y aún así no entendía el porqué, es decir, si bien aún existía mucha tensión entre él y Su. Hee, estos últimos días parecía que habían logrado llegar a algo más o menos similar a lo que tenían antes. En el fondo de su corazón, Se hun creía que había la posibilidad de volver con su ex esposa.

Se retiró su saco, y lo puso sobre Sun Hee abrigandola, y escucho el sonido de la voz de su hermana tras la puerta.

Que curioso. Hace unas semanas ahí mismo se habían peleado él y Eun-Ha allí, y se reencontraban en una especie de alianza provisoria por el bienestar de la persona más portante para ambos. –Adelante...– Se cruzó de brazos y se apoyo su cuerpo sobre el mesón en lo que entraba la joven.

–Durmió mal acá, así que simplemente se desplomó del sueño – Se inclinó hacia Sun Hee, moviendola suavecito en lo que, en un tono moderado de voz, intentaba despertarla. –Sun Hee, tu hermana está acá, despierta para que de vayan a casa –