Una noche totalmente diferente (privado y colectivo)

El hospital de noche era mucho más emocionante que en el día a día, aunque las emergencias más extrañas solo ocurrían de vez en cuando, siempre estaba presente aquella historia de los pacientes que vagaban ya muertos por los alrededores.
 
“Milley ¿hacemos cambio?”, un colega mencionó mientras controlaba la temperatura de un menor, miró la hora y sonrió asintiendo.  -Claro! …es mi descanso  ~ -  dijo en un tono cantadito y luego caminó fuera de habitación directamente a una maquina de café que estaba en el pasillo, este sería su último turno nocturno antes de entrar a Wertvolle preise, así que la situación la tenía un tanto emocionada.
 
Con su café ya en la mano, continuó su camino hacia los pasillos donde estaban todos los pacientes que entraban a emergencias, ya le había echado el ojo a uno, un hombre de cabello rubio que venía con 4 jovencitos, ¿Quién sería?.  Observó como una enfermera los guiaba hacia un cubículo, y cuando esta salió de allí tomó su brazo sonriéndole -  Dejame hacerme cargo yo ….es mi ultimo turno …- guiño un ojo y la enfermera acepto, asi que sin mas, abrió la cortina del cubículo sonriendo ampliamente  -  Holaa! Soy milley soy su enfermera, ¿Cuáles son sus nombres?-

Y allí estaba, sentado en la sala de espera con cuatro alumnos del instituto, parecía ser una situación algo cómica, los chicos estaban sucios, llenos de polvo, y claramente aquella escena llamaba realmente la atención de los demás pacientes que estaban esperando como él , alguna atención medica.  Tenía ya puestas sus gafas mientras leía un libro que sostenía en sus manos “Así habló Zaratustra”, desconocía lo que estaba ocurriendo a su alrededor, pero por suerte ya había dejado el aviso en recepción por lo que suponía que pronto sería atendido.

No pasó mucho tiempo y una enfermera regordeta se acercó a ellos, escucho claramente sus palabras “ Los que están heridos vengan conmigo, los otros esperen acá”, observó a los otros dos chiquillos, y sonrió levemente dejando el libro sobre el asiento que antes le correspondía. –Por favor espérenme, y cuiden de él, aun no lo termino…- se refirió a dicha lectura, y luego fijó su mirada en el asiático y la pelirroja de coletas - ¿Vamos?-

Avanzaron hacia un cubículo cubierto con una cortina de color rosa, allí adentro había una camilla y un estante que guardaba algunos equipos médicos.  Señalo la camilla para que el asiático se sentara en un lado y la pelirroja también, por ahora eran los que más le preocupaban y después se desconcertó por el repentino ruido de aquella cortina abriéndose, era la enfermera. – Buenas noches ..somos Gustav …¿Okita?...y ¿Natalya? ..creo…no recuerdo bien, miré estábamos en una actividad en el instituto y lamentablemente hubo un pequeño accidente, solo necesito que me asegure que todo estará bien con ellos-  en ningún momento titubeó, y luego miró a ambos chicos guiñándoles el ojo en complicidad.

Ahora era el momento cuando estaba muy aterrado, la gente no dejaba de observarles fijamente como si todos supieran lo que habían hecho, solamente podía bajar el rostro intranquilo y cruzar los dedos mientras pensaba “No me reconozcan, no soy el hijo del  Señor Flowrite”, lo peor que podía pasar era que ellos lo supieran y eso repercutiría en su castigo por los siglos de los siglos amen [??]
 
El tiempo pasaba demasiado lento, y aunque uno tratara de no pensar en nada sentías la presión de todos encima, pero entonces llego una enfermera regordeta a atender al inspector, quien con mucha tranquilidad correspondía a los pedidos de aquella mujer, por un momento deseo ser así de sereno, pero seguramente aquel hombre no cargaba con su peso en los hombros [???], notó si que él y Katherine no podían acompañar, por ende tendrían que quedarse esperando y esperando hasta que Okita y Natalya decidieran salir de allí.  Suspiró profundamente cerrando por completo sus ojos azulados, y luego bajó bastante la cabeza, solo levantándola cuando escuchó a la pelirroja hablar.
 
-Espero que no mucho, posiblemente mi padre ya hasta haya contratado a las fuerzas marinas y aéreas para buscarme… -
 
“Seven espero que hayas hecho un buen trabajo mintiéndole”, pensó con fuerza mientras empuñaba su mano con una caricaturesca expresión en su rostro, y después luego simplemente cargó toda su espalda en la silla de espera, volviendo a mirar a aquella chica que actualmente le acompañaba.
 
-Katherine, ¿crees que el inspector revise las memorias de nuestros celulares? …en el mío estaba la fotografía que le tome a Natalya y a Okita…-
 
Cubrió un poco sus labios sonriendo levemente, realmente la idea de que aquel inspector viera aquella tan sospechosa le había causado algo de gracia, por lo tanto no podía dejar de reir bajito.

Era guapo, ¡Holy damn!, fue lo primero que cruzó por su cabeza mientras escuchaba al adulto que acompañaba a ambos chicos.  Sonrió.
 
-Ya veo…-  observó a quien parecía más herido, el chico asiático. – Tu sígueme por favor -  le guiñó un ojo y con el dedo índice le hizo un gesto para que viniera con ella – Es un procedimiento pero debo hacerle rayos a tu brazo,  quizás será un poquitín doloroso…- tomo el brazo del chico y lo puso en la máquina de rayos, esperando revelar el tipo de fractura - ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que se hizo una herida? –
 
Mientras esperaba la respuesta observaba a aquel hombre rubio de reojo, era realmente guapo, si no estuviera acá seguramente hubiera creído que era un artista o algo así, ¡No!, un príncipe azul, si, esa descripción encajaba mejor con él.
 
La radiografía estaba lista –Puedes irte a sentar allá con tu novia – era obvio que eran novios (?). Tomo el resultado y caminó hacia donde estaban todos, mirando coquetamente al hombre de cabello rubio – Bueno...veamos…-  puso la radiografía en una pantalla con luz, la fractura se veía claramente – bueno hicieron algún tipo de reducción para reacomodar los segmentos óseos ¿verdad?...esto no será muy difícil de arreglar – se giró hacia ellos cerrando los ojos y sonriéndole.

Spoiler:

 
-Si quieren pueden retirarse, esto podría verse algo doloroso -  Tomó una jeringa y extrajo un poco de un medicamento para el dolor.

-¿Por qué esto había terminado así?, ¿Por qué un día como este estaba siendo guiado por una enfermera regordeta hacía un cubículo? Su brazo aun seguía doliendo, pero el dolor no era tan intenso como había sido la primera vez, entonces esto suponía que Fye había hecho un buen trabajo aunque lo había dejado prácticamente desnudo  en parte superior de su cuerpo, sin embargo el trabajo ya estaba hecho, su brazo estaba bien ¿no?
 
Se sentó en una esquina de la camilla y mantuvo sus ojos cerrados sin decir nada en lo que el inspector intentaba explicar el acontecimiento a la mujer de exageradas curvas, y aunque al principio lo hacía porque realmente estaba molesto, luego comenzó a dormitar, después de todo era o demasiado tarde, o demasiado temprano, dependía del punto de vista.
 
Escuchó la voz de la mujer dándole indicaciones, abrió lentamente sus ojos y luego bostezo ampliamente mientras caminaba tras ella. Escuchó el procedimiento, y prefirió desviar el rostro frunciendo levemente el ceño, ¡Perfecto! ¡Lo que necesitaba! ¡Más dolor!  Cerró con fuerza sus ojos al sentir la mano de aquella mujer sostener su brazo herido, solo deseaba que la radiografía terminara rápido. No respondió la pregunta, no quería hacerlo.
 
Caminó de vuelta hacia donde estaba Natalya y el inspector, en realidad no entendía porque la gente tendía a creer que la pelirroja era su novia, pero la costumbre lo hizo reaccionar con normalidad, bueno al menos hasta cierto punto en que observó su propia fractura en aquella pantalla iluminada  y escuchaba las palabras “Esto podría verse un poco doloroso”. Giró la vista hacia la mujer observando casi en cámara lenta aquella jeringa, y su reacción fue inmediata, intentó escapar.-

Mantuvo la calma que le correspondía a un adulto profesional, sabía que ahora los chicos estaban en buenas manos, y realmente esperaba que de esta forma aprendieran la lección. Por alguna razón sentía que aquella enfermera lo estaba invitando a algo más con la mirada, tanto tiempo sobre los escenarios había aprendido a leer las miradas de las mujeres, esto le causó un poco de gracia, cargó su espalda contra la pared del cubículo y se cruzó de brazos mirando a dicha mujer mientras se llevaba al muchacho hacia otro salón.
 
-¿Qué tanto buscaban allí? Señorita Vasariah – Comentó sin apartar la vista de la mujer, lo cierto es que la curiosidad también le estaba matando, ¿podría ser que estos simples alumnos supieran más de lo que debían? – Digo, para ser capaz de transgredir una de las reglas más importantes del instituto Wertvolle Preise -  su voz siempre se mantenía serena, sin embargo cuando entro a trabajar había prometido guardar el secreto del señor Wertvolle, y a decir verdad, no le hacía mucha fama a su trabajo el hecho de que cuatro alumnos hubieran podido burlar la seguridad.
 
La enfermera y el asiático volvieron, el chico se veía algo molesto, aunque a decir verdad desde que lo había visto tenía aquella expresión en los ojos, realmente era una lástima, si sonreía más quizás tendría oportunidad de llamar la atención de algún caza talentos.  Escuchó a la mujer, y se reincorporó con su postura erguida, observó la radiografía atentamente mientras la mujer explicaba – Sí, intentaron acomodar los segmentos óseos, pero parece que no fue un trabajo del todo completo…- Miró de reojo a la mujer devorándola con sus ojos azules y mientras la sonrisa coqueta se mantenía en sus labios, escuchó la sugerencia y asintió -¡Por supues…- quedó mudo al ver como el muchacho nuevamente intentaba escapar.
 
Corrió tras él, esto volvía a repetirse, suerte para el mismo, logró abrazar su abdomen deteniéndolo – Souji, por favor si te resistes será peor para ti …- Tomó en brazos al chiquillo y caminó de nuevo al cubículo sonriendo ampliamente a los que estaban aun en la sala de espera hasta ingresar al lugar – Lo siento enfermera, este chico le da por huir de vez en cuando, temo que nos quedaremos acá …puede que la compañía de la señorita Vasariah lo tranquilice un poco, ¿no es así?-

Nunca había tenido el tiempo de hablar correctamente con Fye, nuestras conversaciones siempre habían sido un poco formales, pero ahora realmente nos estábamos llevando bien, y eso me animaba bastante, al menos tener el apoyo de alguien como él en la situación en la que estábamos me reconfortaba considerablemente el alma  - Si la guardia nacional no está acá quiere decir que aun estas ileso ...Hehe – Traté de animarlo, pero no estaba segura de si su padre estaría buscándolo o si no lo estaba haciendo, era algo complicado de dilucidar.
 
Puse atención a lo que dijo abriendo un poco mis ojos, era cierto, en la cámara de Fye aun estaba esa fotografía, entonces no fui capaz de comenzar a reir con fuerza, pensar en la cara que pondría el inspector al ver eso me había tentado a carcajearme sin parar – Oh dios, es cierto HAHAH, Nath ni siquiera sabe de esa fotografía … ella estaría muerta de vergüenza si así fuera …-  Me incliné un poco sosteniéndome el estomago, realmente no dejaba de reir, y no estaba mal algo de humor mientras sufríamos la incertidumbre del castigo (¿)
 
De repente, sentí la cortina de uno de los boxes abrirse de golpe, y de este salía rápidamente Okita souji, escapando de la enfermera.  Una gota enorme cayó sobre mi sien, e incluso me sonroje un poco - …….No tiene remedio alguno…- murmuré mientras cerraba los ojos y el inspector atrapaba a mi escurridizo compañero, y lo llevaba consigo nuevamente hacía el cubículo - …Definitivamente no lo tiene…- Negué con la cabeza varias veces mientras me cruzaba de brazos.
 
Me preguntaba si en Japón no tenían aquellas normas de conducta o algo así, o si Okita realmente era un chico problema.

Lo curioso de toda la situación era que, por estar distraída coqueteándole al hombre que acompaña a los jóvenes, uno de ellos había decidido escapar, y realmente la situación en el momento de, la había dejado bastante perpleja, sobretodo porque aun sostenía en sus dedos el medicamento intravenoso.

Quien fue bastante rápido de actuar fue dicho hombre, que, apenas cuando el menor simplemente escapó, fue tras de él y lo trajo en brazos al cual como si se tratara de un verdadero príncipe azul, y la doncella caída en guerra (?) llevó la mano a su mejilla y se sonrojó levemente por esta utópica alucinación que tuvo, pero rápidamente sacudió la cabeza para volver a la realidad.
 
Escuchó a tal hombre – Ah…claro, no hay problema...haha…-  miró al chico asiático de ojos verdes sonriéndole levemente – Okita, necesito que te quedes quieto y no huyas y acabaremos rápido, ¿okay?  Se bueno conmigo…- hizo un puchero intentándose verse mas “linda” para el adolescente, estaba totalmente confiada en sus habilidades (??)