Ndezhda's date

Se puso de pie inmediatamente cuando Vladimir entró al lugar. Su corazón latía molestamente, pero podía ignorarlo por completo al observar la figura atractiva del joven Ruso miembro de Adore.  –¡N-no! –Respondió de inmediato ante su pregunta, pero rápidamente se paralizó al sentir como el se acercaba tomando sus manos nerviosas y depositaba en su mejilla un suave beso. 

El aroma agradable de su perfume hizo que por un momento se sintiera en las nubes. Quería ser abrazada por Vladimir Vasiliev. 

Se sentó al mismo momento en el que el lo hizo, y miró atenta al mayor respondiendo a sus palabras de inmediato –N-no me molestó…fue agradable, Joven Vasiliev –desvió el rostro acariciando su propio cabello con nerviosismo. Él estaba allí, a su lado, tenía que ser más atrevida. No podía actuar como una estúpida adolescente.  –Realmente estaba entusiasmada por este momento, solo quería conocerlo a usted –Se acercó un poco permitiendo que su hombro rozara delicado el hombro de él, de esta manera sería más fácil ver la carta y señalar por esta. –¿Podría elegir algo dulce para ambos? – Levantó la mirada hacía el mayor, mientras apoyaba “inocentemente” su mano en la pierna ajena. 

Off: Perdón, he estado sumamente ocupada en clases ;__;

Por una fracción de segundos pudo sentirse algo descolocada de que su mano fuera retirada de esa forma, pero la frase que continuaba a esa situación hizo que ignorara por completo la razón. Ndezhda no era estúpida, sabía que esto no era del todo real pero lo sentía real, y la cercanía que experimentaba con el rubio provocaba que su cuerpo entero se sintiera un poco más tibio. 

Sentía que era la interacción de un novio con su novia, la forma en la que él la trataba la hacía sentir bonito, quería ser tratada asi por alguien que la amara. Ndezhda sabía que Vladimir no estaba enamorada de ella, pero ...¿podía incluir un pero a esto?

Lo vio retirarse, su pecho se apretó al fijarse en lo definido del cuerpo ajeno, se acomodó más en el sofá y sintió nuevamente el latir de su corazón. Quería encontrarle el "pero" pero no había uno convincente. Cuando Vladimir volvió, ella aun no tenía la excusa para justificar su obsesión con el ruso.

-Si, soy de Rusia, yo igual siento que eso nos une de cierta manera - Sonrió ladeando la cabeza y tomando su late con suma confianza. -¿Cuales son los limites de nuestra interacción Joven Vasiliev ? -No podía tocarlo, ¿Solo tenía que admirarlo? ¿Y si decidía esperarlo despues del evento? ¿Y si decidía esperarlo afuera de la universidad hasta que fuera imposible ignorarla y acabara aceptandola como su novia?  -Hay muchas cosas que quisera definir sobre usted...y sobre yo - Agregó.

Se sorprendió del cambio de personalidad de aquel hombre, de un momento a otro toda la fachada dulce se volvía fría, a pesar de que seguía diciendo cosas encantadoras podía sentir la frialdad en sus palabras y en su mirada clara. Era un frio reconocible, el mismo frio vacío que ella tenía.

Quizás una que otra chica se hubiera desanimado con esto, que aquel host dijera aquellas palabras con aquella expresión, dejando claro que esto era solo un juego. Ndezhda sabía que era un juego, pero no quería que lo fuera lejos de estas paredes, pero el rubio le dejó claro sus intenciones. Ese era el fuego que envolvía su alma, el frio de Rusia en sus palabras, la mirada severa y dominante, como enseñándole a ella que era insignificante. Estaba gratamente anonadada y confundida. Vladimir Vasiliev no era un príncipe idiota, era más que eso. 

-Entiendo perfectamente - Desvió el rostro hacia un lado mientras sentía la caricia sobre su mejilla, cargando luego el rostro hacía lugar para sentir aquella mano en totalidad. -Sin embargo no puedo controlar lo que me está haciendo sentir...-Observó directamente al host -¿Realmente es tan malo que yo sea una estudiante de instituto? ¿O es porque estamos bajo normas ? -Presionó un poco, pero luego se inclinó a tomar de su Latte, cerrando los ojos.

-Está caliente...- Murmuró - El frio con el que me toca se disipa con el dulzor de este café- volvió la vista hacía el joven universitario. -Aunque su frialdad me gusta más. -

–Hahahaha Ледяная кукла, tus palabras hacen que mi corazón se sienta emocionado– La cosa se había vuelto extraña, pero ya ni siquiera era necesario el botón de pánico. 

Era tan dificil usar su limite de tiempo de forma efectiva cuando aquel hombre se comportaba así, mordió con insistencia los cueritos de la uña de su dedo pulgar cuando el comenzó a hablar y amenazarla. ¿Cómo era posible que se sintiera tan atraída hasta este tipo de cosas? Sin embargo tampoco quería desagradable al Universitario, pero era imposible no experimentar como su cuerpo se erizaba con esa voz pasivo-agresiva, la sonrisa falsa y el frio de esa mirada que ya la tenía vuelta loca. 

Bebió de su latte nuevamente, pero el calor  de la bebida era nada comparado con sus mejillas. Sabía que el Ruso era un hueso duro de  roer, ella misma lo comprobó al ser golpeada por esas palabras, y si lo analizaba mejor, quizás tocarlo había sido lo que prendió las alarmas rojas. Ahora sin duda quería tocarlo más. -Me pregunto si la emoción que siente por mi interés por usted es igual de intensa como la calidad violenta de sus palabras- 

Sonrió haciendo una pausa. -Afortunadamente para usted, soy una chica que esas actitudes no le importan y me siento completamente segura que seré la única que puede aceptar cada porción retorcida de su personalidad - Era evidente porque ella conocía ahora toda la podrida personalidad que podía tener aquel rubio y no tardaría en saber más cosas. Sueños rotos, las prostitutas con las que se acuesta, su plato favorito, el lugar donde duerme, todo. -Manipuleme ahora como usted quiera - Acercó su mano apoyandola en el sofá, muy cerca de él mientras se inclinada hacía él enseñando la linea que hacían sus pechos. -Juegue conmigo como su mejor fan -

Se sonrojó pero ahora habían emociones como la rabia involucradas. ¡¿Que demonios era tan sorprendente de lo que decía? ¡CLARAMENTE ERA LA MEJOR OPCIÓN! ¡Y que el no se diera cuenta lo volvía un imbecil! Era una lastima que tuviera una cara tan linda, solo le quedaba la opción de encerrarlo como una hermosa Ave de exhibición. 

De repente, toda la magía se fue al demonio, y el sujeto cambió totalmente la actitud, insultandole y haciendole sentir diminuta. Apenas lo escucho cubrio su cuerpo con verguenza, pero mantuvo la atención en el mayor el cual hacía el amago de irse -¡E-espere! - Le sorprendio aun más que se atreviera a echarla, poniendose de pie inmediatamente ¡Era una asquerosa sabandija! ¡Que ganas de pisotear su cabeza con su tacón y luego lamer insistentemente esos labios!  

Caminó rápidamente hacía él y le dio una cachetada, y luego, embriagada de el ambiente, tomó su camisa y le robó un beso, soltandolo en el acto - ERES UNA ESCORIA, PERO ERES MI ESCORIA - Se alejó caminando enfadada, no sin antes tomar la cucharita que el había usado.  CLARO QUE SE QUEJARÍA.

Su rostro hizo un giró al recibir el golpe sobre él, subiendo lentamente su mano para tocar el ardor que habían dejado sobre su mejilla y reír, sin embargo fue jalado hasta un escueto beso que le sorprendió un poco y luego obligó a limpiar sus labios.

La chica simplemente salió, no sin antes robarse una cucharita, específicamente la suya. – Hija de put* ...– Murmuró volviendo a tocar su mejilla. – Espero que no haya dejado una marca muy notoria –  Llevó el cigarrillo a sus labios y lo encendió para fumar en la ventana. Si salía ahora podría ser peor, esperaría que la tipa se fuera antes de continuar.