Aun podemos decir algo más... [Libre]

por **Dylan Sullivan** Miér Mar 23, 2016 1:59 pm

Los reencuentros siempre suelen ser momentos de infinita alegría, ¿Quién no querría ver a alguien que no ha visto hace años? ¿Más aun cuando es alguien que tanto quisiste? Aun así volver a verlo a él había generado una ola de nuevos sentimientos que azotaban con ímpetu su cabeza y pecho, no estaba listo aun.

Caminaba por aquel cementerio con naturalidad, quizás era la costumbre o quizás era solo la simple idea que pronto ese sería su hogar, aun no lo sabía, lo único que sabía en ese momento era la tranquilidad que le causaba caminar por aquel desolado lugar. Ya se había vuelto costumbre, hallaba una cierta tranquilidad en pasearse por las tumbas, verter agua en las flores de los difuntos, e incluso leer los epitafios de ellos, y ¿Por qué no? Rezar algunas plegarias junto a sus lugares de descanso, sin duda era algo que últimamente disfrutaba bastante hacer.

Tomó un poco de agua en un balde, vertiéndolo con cuidado sobre un masetero. ¿Qué estaría haciendo ahora mismo Chris? Aun podía recordar lo divertido que era estar junto a él, la sola idea de la presencia de tal rubio le causaba gratos recuerdos, sin duda él era una parte importante de su vida ¿estaba dispuesto a perderla? Realmente no, pero ¿de verdad tendría la fuerza para mantenerlo?

-Dios de misericordia y de amor – Posó su mano derecha sobre la lápida mientras cerraba sus ojos –Ponemos en tus manos amorosas a nuestros hermanos. En esta vida tu les demostraste tu gran amor; y ahora ya están libre de toda preocupación, concédeles la felicidad y la paz eterna – Abrió ligeramente sus ojos ladeando un poco su cabeza – Su vida terrena ha terminado ya; recíbelos ahora en tu reino, en donde no habrá dolores, ni lagrimas ni penas, sino, únicamente, paz y alegría con Jesús, tu hijo y con el espíritu santo… Amén -

¿Algún día alguien haría esto por él? Era la duda que lo aquejaba, en este país estaba solo, e incluso si viajara a Canadá, sabía que estaría solo.

por Invitado Sáb Mar 26, 2016 12:36 am

Sus padres habían muerto de una forma cruel, al igual que su hermana. Era una historia que lo atormentaba aún, en especial porque no tenía un lugar concreto en dónde velarlos. Habían muerto antes de la guerra y, simplemente, sus cuerpos se habían perdido. Él había escapado, y aunque al inicio se culpaba por todo lo que sucedía, terminó aceptando y superando lo sucedido.

No le sorprendía que muchos en aquella institución, hubieran perdido a sus familias. Era lo más normal tras aquellos eventos, circunstancias tortuosas. Lo que de verdad lo tomó desprevenido, fue el momento en el que su amiga francesa, Fleur, le confesó que sus padres también habían muerto. Comprendía la tristeza que debió haber sentido, así como la frustración, o al menos, eso era lo que imaginaba que sentía. Ella, en algún momento, le pidió que le acompañara al cementerio a honrarles. Aceptó de inmediato.

Habían quedado de verse en el jardín principal del lugar(?), de ahí, ella lo guiaría hasta la tumba de sus padres. Se sentó en una pequeña banca mientras su amiga llegaba. Miró a su alrededor: todo era calmo y silencioso. Suspiró aliviado de que no hubeira nadie, no le gustaría encontrarse con gente atormentada que lloraba por sus familiares o amigos.

De pronto, a lo lejos, alcanzó a divisar a una persona. Lucía joven, mas no sabía quien era. Por su vestimenta, tendría que adivinar que se trataba de un sacerdote, probablemente, que hacía los honores necesarios a las tumbas. Sonrió ante idea de que los difuntos no permanecieran solos. Es decir, le encantaría que, en algún lugar, alguien hiciera algo por sus padres y por su pequeña hermana. Se puso de pie, pensando en si debería acercarse al otro, pero aquella inseguridad lo detuvo un poco, por lo que simplemente le hizo una señal con la mano, agradeciendo.

por **Fleur Adrinette** Mar Mar 29, 2016 9:18 am

Suspiro de manera nostálgica, no se sentía lista para ir sola a aquel lugar a honrar a sus padres, sí, al cementerio de la ciudad. Es por eso que le había contado a aquel chico que conoció en el jardín su pérdida. Eran prácticamente desconocidos todavía, pero algo en el peligris le inspiró confianza para contarle algo tan delicado.

No le gustaba ir de luto a visitarles, le parecía una idea deprimente, así es que iba con ropa no tan sombría y un delgado abrigo café, aunque estuvieran en verano, la zona del cementerio era algo fresca. Como detalle final, cargaba en sus brazos llevaba un ramo de diversas clases de flores blancas que compró en el camino. Revisó una vez más su reloj y notó que ya iba algo tarde a su encuentro, así es que aceleró el paso hasta que llegó a los jardines de la entrada del campo santo.

Logró ver esa cabellera gris que poco a poco le iba pareciendo familiar, hasta que estuvo frente a frente con su acompañante le saludo con suavidad. -Hola Harek, gracias por venir.- Le sonrió de forma algo nostálgica, pero notó que el ruso estaba distraído con algo más. Miró con curiosidad a donde se dirigía la mirada de éste, encontrándose con un sacerdote que hacía plegarias. Miró nuevamente a su amigo. -¿Lo conoces?-

por **Dylan Sullivan** Vie Abr 29, 2016 9:10 pm

La calma para las personas solitarias, era lo único que quería en esta vida. El mismo había estado solo mucho tiempo, desde que había dejado ir a la persona más importante en su vida se había sentido vacío, abandonado, y replicaba este sentimiento en aquellas tumbas que permanecían sin cuidados específicos. Era doloroso.

Se puso de pie muy lentamente, mientras que de un pequeño bolso que colgaba de un lado de su cuerpo sacó una pequeña flor de color celeste, y la puso con cuidado sobre la base de aquella tumba, haciendo una ligera reverencia al terminar su pequeña ceremonia.

Al girarse para seguir con su camino se encontró con una pareja de jóvenes, y casi de la misma forma que antes, retiró de su bolso un par de flores celestes.

Se acercó con lentitud a los muchachos e hizo una reverencia ofreciéndoles las flores mientras dibujaba en su rostro una ligera sonrisa.

-Es una lástima ver a gente tan joven por estos lugares, pero espero que dentro de lo amargo que puede ser el momento, recuerden las bondades de nuestro creador, buenos días-

Dicho esto, continuó su camino hacia una fuente que proporcionaba el agua al lugar. Retiró un poco en una botella, y luego se dirigió hacia otro lugar, otra tumba maltrecha de la que quería encargarse.

Flor:

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