Esperando -Priv.

3 años era mucho tiempo , pero era curioso eso de que lo mantenían en secreto ¿que razón había para hacer algo así?, a no ser de que ellos pasaran por lo mismo , que fueran hijos de mafiosos y no pudieran revelar ciertos aspectos de su vida.

El celular se descargo , por ende jamas sabrían si había clases allí o si las cambiaron o si las suspendieron o quizás que demonios pasó , era realmente una molestia , pero la verdad no tenia muchas ganas de ir a clases , nuevamente se alegraba de estar por lo menos con un compañero de salón en la misma situación.

- Norte américa...-

Murmuro , ahora comprendía esa actitud alegre y jovial sin perder la elegancia que tenia aquel muchacho , era de esperarse que fuera de aquel país que era igual de alegre y jovial , sin mencionar la egolatría.

- ¿es un buen sitio? ... mucha gente de mi país emigra hacia allá ...-

Desvió la mirada con el cigarro en sus labios , susurrando de manera apática y desagradable mientras cruzaba sus brazos y curvaba sus cejas , notándose algo molesto.

- Debo ser el único idiota que emigra hacia alemania ....-

Todo se había convertido en un incomodo silencio, y aunque había notado el breve cambio de tonalidad en Natalino, simplemente prefirió no decir nada, seguramente acabaría asustándolo y no era de quienes tenía muchos amigos en el instituto, en realidad no conocía a nadie tan cercano salvo a Alessa.




Rascó su mejilla, y luego se volteo hacia el lavamanos, el espejo era a quien podía recurrir en estos momentos incómodos.  -¿Quizás luego podríamos ir a divertirnos por ahí?,¿Juegas pool? -  sonrió gentilmente, y fue ahí que escuchó la voz del conserje dándole golpes a la puerta.
 
-Shit-  dijo, apagando el cigarro, y lanzándolo por la ventanilla que estaba arriba –Shit…shit…shit...- murmuró bajo mientras agitaba sus brazos para esparcir el humo del cigarro no era nada bueno que los atraparan en eso, mucho menos cuando por lo general su profesora solo recibía buenos comentarios de ellos – Trata de hablar con el… - Lo miró un momento - ¡No! …yo hablaré con él, no tu no luces muy confiable…-  Se miró en el espejo nuevamente, peinó su cabello y se aseguro que su boca no oliera muy mal.
 


Abrió la puerta encontrándose con un avejentado hombre –Lo siento…enseguida salimos, es que mi amigo no se siente muy bien, comió algo y no ha dejado de vomitar -  ladeó la cabeza sin apartar una gentil sonrisa en sus labios, el hombre anciano lo miró con incredulidad, evidentemente, era imposible engañar a un anciano que llevaba años en el rubro, que gran imbécil fue. “Dos alumnos escapando de clases, baños de segundo piso, venga inspector”, cuando escuchó eso, bajó la cabeza inmediatamente cerrando los ojos “Ahora se quedaran ahí hasta que llegue”  - S-si….-

Aunque había notado que la conversación se había vuelto algo incomoda no hizo mayor comentario al respecto, la verdad es que Daniel le hacía sentirse cómodo aunque fuera un rubio idiota.
 
-¿Pool?, cuenta con ello…-
 
Sonrió de medio labio alzando su pulgar mientras mantenía el cigarro sobre sus labios, entonces la puerta se escuchó, el conserje había llegado y ante la desesperación de Daniel, no fue capaz más que de tomar su propio cigarro y lanzarlo por el retrete en lo que el rubio buscaba acomodar sus ideas, primero diciendo que hablará con él, lo primero que pensó fue en un ¿Yo?, y lo siguiente que el rubio dijo, enrojeció su rostro por completo, encogiéndose de hombros dispuesto a matarlo.
 
-¡¡¡¡¡ ¿QUE NO SOY…CONFI...A.DGS…-
 
Se quedo en silencio, el rubio ya había abierto la puerta, pero al contrario de todo, el conserje no se fio para nada de Daniel, y ante el absurdo y nulo actuar del rubio, abrió la puerta de golpe tomando al avejentado hombre desde el overol que tenía, listo para amenazarlo.
 
-Mira vegete, ya que ya nos has delatado no te pasará nada por hoy pero juro que voy a hacer imposible todos los días de tu miserable vida, siéntete afortunado si solamente amaneces con un dedo menos ¿Capicci?- 
 

Soltó al anciano y comenzó a caminar, obviamente no se quedaría parado allí para esperar que lo llevaran a detención (otra vez).

Había recibido las instrucciones del conserje del lugar, parecía ser que algunos chicos se habían fugado de clases y estaban ocultos en los baños del segundo año. Cuando escuchó aquella información, se levantó de la mesa en la que estaba tomando un café, arregló un poco su cabello y caminó directamente hacia la salida con autoridad.
 
Por lo general merodear los pasillos en busca de niños conflictivos era su trabajo, así que el tema le correspondía directamente a él.  Subió la escalera y fue hacía donde estaba el conserje, pero en el caminó se topo con un intimidante muchacho moreno, aunque no le costó mucho deducir que era uno de los chicos ya que a unos metros más allá había otro en el baño, y el conserje yacía muerto de miedo en el suelo.
 
-Detente…- dijo levemente mientras su mirada se encontró con la de aquel delincuente juvenil, pero como no encontró respuesta de aquella persona, frunció levemente el ceño tuvo que recurrir a maniobras de abordaje militar que había aprendido durante sus años de servicio.
 
Tomó su brazo y de un movimiento rápido lo giró hacia atrás de la espalda empujando al menor contra la pared mientras le separaba las piernas con uno de sus pies – Mi nombre es Fulvio Dahmer, inspector de pasillos y soldado en el 3er batallón de la republica Italiana, ¡Exijo saber tu nombre de inmediato y serás dejado en libertad! -  su voz se mantenía fuerte, de alguna manera sabía que con chiquillos con aquel aspecto intimidante había que reducirlos rápido antes de que comenzaran a atacar.

Ya debía aceptar el hecho de que estaban atrapados, tendrían que esperar ambos al inspector y luego aceptar el castigo, era triste de su parte, ¿Cómo le diría a su papá que estaba siendo castigado por fumar y fugarse de clases?, era vergonzoso para toda su amplia dinastía de Alein, quizás incluso podría ser desheredado, no quería pensar en eso.
 
Fue empujado, y luego Natalino salió de allí con una fuerza excesiva dispuesto a agredir al pobre anciano que solo intentaba hacer su trabajo -¡Oye hermano! ¡Cálmate! -  y luego para el colmo, se retiraba victorioso, cosa que lo hizo cerrar los ojos mientras una gotita caía sobre su mejilla – ¿M-me va a dejar acá solo? -  “¡¿Q-que clase de sujeto es ese?!”  Exclamaba el anciano con nerviosismo.


Suspiró, se puso de rodillas y ayudó al conserje a ponerse de pie , y cuando miró hacia donde estaba Natalino, pudo presenciar justo aquella maniobra que hacía el inspector que en realidad desconocía de donde había salido - ¡¡¿Q-que?!! -   Natalino quedo en la pared, mientras el adulto lo interrogaba.  Esto iba de mal en peor.

Algo tenía muy claro, no iba a recibir otro estúpido castigo, por eso pretendía salir de allí costara lo que costara pero justo cuando iba caminando apareció un hombre, parecía ser el inspector, lo supo por sus palabras “Detente” de manera firme, sin ni siquiera titubear, sin embargo su mirada al cruzarse con él no se inmuto, y continuo su camino al menos por dos pasos más, porque luego sin saber cuándo y cómo, terminaría reducido contra la pared mientras aquel inspector que recitaba sus grados como un soldado sostenía fuertemente su brazo.
 
Ahora si estaba furioso, y mientras su rostro se pegaba con insistencia en la pared y su mirada amenazaba con intensidad al mayor, logró sacar provecho de lo que había oído y simplemente comenzó a hablar.
 
-Il mio nome è Natalino Roccelli, Erede della famiglia Rocelli...- 

Frunció aun más el ceño, por si aquel adulto no creía en sus palabras, sabía que no debía revelar este secreto a nadie, pero aquel hombre había dicho ser italiano, por ende conocería los nombres de los grandes grupos ilegales de la amada Silicia.

Su brazo sostenía con fuerza aquel ajeno, sabía que mostrar solamente un dejó de duda podría voltear completamente todo el asunto, aunque hubo una fracción de segundo que titubeó, ¿había escuchado bien? “Ill mio nome è Natalino Roccelli, Erede della familia Roccelli”, los Roccelli era una de las mafias poderosas en Italia, habían rumores que el mismo gobierno solía recurrir a sus servicios para deshacerse de personas “molestas”, ¿Sería verdad que aquel rebelde muchacho que ahora mismo estaba siendo reducido fuera el hijo del mayor capo?
 
Sentía que aquella amenazante mirada solo intentaba intimidarlo, y tras aquella afirmación estaba dando resultado, sin embargo frunció más el ceño, presionó más el cuerpo del alumno contra la pared y susurró ligeramente manteniendo su tono demandante – Non hai il potere qui, giovane maestro …- se reincorporó sosteniendo al muchacho de los brazos , y luego observó al otro, uno rubio – Hey, tu también vendrás conmigo, camina…- tras decir esto comenzó su caminata hacia la oficina de inspección, ahora tendría que informar inmediatamente a la profesora a cargo