Per(se)cusión [Priv. Dahmer ]

¿Se han percatado de esa sensación de que alguien los observa? Eso fue lo que sintió Effi mientras dormía plácidamente. Una mirada fija que hacía que su cuerpo tuviera escalofríos. Frunció el ceño ligeramente, se volteo estirando sus brazos y piernas de forma desordenada, y luego, simplemente abrió uno de sus ojos mirando a la persona que estaba al frente.

-¿Qué haces acá idiota? Déjame dormir…- Murmuró dándole un empujón leve con su pie descalzo sobre parte de su hombro, para luego abrir los ojos de golpe al recordar que Heinrich no tenía un llamativo cabello rosa.

Se sentó inmediatamente, con una pose rígida mientras que su cabello disparaba mechones por todos lados y su rostro comenzaba a sonrojarse con intensidad. ¡¿QUÉ?! ¡ERA EL!   Se puso de pie inmediatamente mirando al inspector con algo de susto y vergüenza.  -I-i-nspector Dahmer - Presionó sus labios ¿por qué justo él? -¡H-hola! - Observó de reojo su hombro, acercándose para limpiarlo -¡LO SIENTO TANTO! ¡P-PENSÉ QUE ERA MI MARIDO! - ¿Por qué tenía que pasar por esto? ¡Se quería morir!

¡No tenía que decirlo de esa forma! Estaba muy, muy avergonzada, tanto que quería solo correr, pero ahí se quedó de boba escuchando lo que el inspector tenía que ser. Bien, Effi sabía que Fulvio era un Señor bastante severo, pero eso no quitaba que fuera guapo, así que volverse un blanco tan torpe frente de él le hacía sentirse más cohibida que hace 10 o 15 minutos atrás. 

Fue golpeada como un niño pequeño, cerró sus ojos y mantuvo el sonrojo en sus mejillas -Yo realmente lo siento -Intentó disculparse por no ser un adulto formado o porque su esposo no era un encantador principe que le traía comida, pero disculparse por algo asi sabía que era totalmente injusto. Ella no podía controlar su apetito, y tampoco podía controlar sus elecciones de vida, al menos no hasta este punto. 

Su muñeca fue rodeada, y en un buen rato fue capaz de levantar el rostro y ver que estaba pasando por la cabeza. El inspector, severo como siempre, ¿estaba siendo un poco más amable con ella  o al contrario la iba a sacar a la fuerza del auditorio? Si tuviera que apostar, apostaría por la opción número 2 sin pensarlo. Su rostro fue pasando de resignación a sorpresa cuando cruzaron el umbral y acabaron en la cafetería. ¿QUE ESTABA PASANDO? -¿P-porqué me trae acá? -Murmuró avergonzada. Ya no estaba seguro en que creer.

Esto más que un gesto de buena fe se había convertido en una tortura.  Se sentó tras la orden del inspector, bajando el rostro e inflando las mejillas. ¿Por qué estaba atrapada en algo así? Obviamente sabía que había sido irresponsable pero no era para que la regañaran de esta manera, encima se había quedado sola en toda la cafetería. ¿Dónde estaba ese inspector?

Se sorprendió un poco cuando el llegó, y con un plato de comida para ella, eso había sido bastante lindo, es decir, a pesar de andar quejándose de ella todo el tiempo había tenido esta especie de gesto. –G-gracias … -Murmuró bajito, pero su agradecimiento se opacó por el comentario del pelirosa. –SI SI, ESTOY COMIENDO –se metió la cuchara a la boca inmediatamente, definitivamente no quería que le dieran de comer, iba a ser super vergonzoso, solo tenía que hacerlo rápido para salir rápido de allí.



Entonces la botella de té helado se posó frente a ella, y nuevamente a aquel inspector se sentó, detuvo, mirándolo un momento. – Gracias por hacer esto por mi –Hizo una pausa y luego se levantó con la cuchara en la mano para apuntarle. –INSPECTOR DAHMER –Frunció el ceño para verse más seria. –¿Qué le gustaría comer? ¡Le prepararé el almuerzo mañana! –Sacudió la cuchara emocionada ligeramente, quizás de esta manera podía no tener nada que deberle a aquel hombre del ceño fruncido.