Reading 독서 (Libre)

por **Young Hye soo** Dom Sep 15, 2019 10:21 pm

Como todos los días, Hye Soo se levantó a las 6 am para bañarse, tomar su té matutino con dos galletas de arroz con salvado, para posteriormente empezar otro día atendiendo su negocio.

Llevaba toda la semana sacando el polvo a los libros, pero cada vez que terminaba con la “última” caja, descubría otra sobre otra, sobre otra que tal vez era más pequeña. Algunos libros en ellas ya tenían la tapa tan deteriorada que ni era legible el título, había que abrirlos y revisar las primeras páginas para volver a etiquetarlos, era un trabajo bastante duro, pero le gustaba dedicar su tiempo en eso.

Fue hasta la ventana para ver el cielo y medir el clima sólo con su experimentada piel, estaba agradable, no había ni rastro de nubes, y el Sol estaba calmado, no haría mucha temperatura como los días anteriores. Así que tomó dos o tres cajas con los libros más viejos, feos y pesados, y los colocó en una gran caja única, acomodados de manera horizontal con el lomo mirando hacia arriba, para que el cliente no tuviera que sacarlos todos y ver de qué leches se trataba (más bien, no quería que le robaran nada por marearse entre manoseaderas).

Colocó en la vidriera izquierda un cartel de papel escrito con clara y prolija letra en imprenta que rezaba “HOY descuento en librería”, y mientras adhería el cartel al vidrio, sintió un hormigueo extraño en el cuerpo, girándose para ver las vitrinas y escaparates con atención. No había entrado ni una corriente de aire, el incienso se estaba quemando pacíficamente en la boca de un dragón de bronce, sin embargo, el humo cambió de columna a espiralado y eso era una señal.

¿Señal de qué, concretamente? El señor Soo nunca se preocupaba demasiado, pero sabía que siempre que un ser sobrenatural se acercaba a su tienda, un efecto peculiar impregnaba con anticipación su ambiente. No le picó la cara, ni bajó la tensión de las luces, tampoco se fue el calor, así que no podía ser malo. De manera que terminó de acomodar todos los libros de los que se quería deshacer, excepto los que estaban en una caja plateada y negra junto a la estatua de lobo, la cual estaba tallada en madera de pino y barnizada con gruesas capas de betún negro.

Esos libros tenían la tapa aún sana, y no eran libros ordinarios como los de las cajas delanteras. Eran libros de magia, paganismo e historia wicca, así que los mantenía alejados de las manos de los curiosos inexpertos, que no sabían tratar un libro con cuidado. Los había puesto en bolsas finas y transparentes de manera individual, para que nadie los abriera hasta comprarlos, y además para protegerlos del polvo y los dedos grasosos.

Tomó su taza de té, se fue al escritorio junto a la computadora, y esperó a que la jornada transcurriera, acompañado solamente de el tenue ruido de un adorno en la puerta.

por **Fleur Adrinette** Lun Sep 16, 2019 1:45 pm

Ya era tiempo de hacer una visita a la librería, hace poco había terminado de leer sus dos últimos libros pendientes en sus ratos libres en el instituto, por lo que ahora correspondía comprar al menos 4 más, o eso era lo que le permitía su trabajo. Un lujo agradable, ya que antes tenía que limitarse a un solo libro.

Quizás había llegado demasiado temprano, aún algunos negocios apenas estaban abriendo, solo que eran muy pocos todavía, pero ella siempre ha dicho que es mejor llegar temprano, cuando todo aún se encontraba ordenado. Le fastidiaba de sobremanera que cuando los establecimientos se llenaban de gente, todo acababa como si un huracán hubiera pasado. Tan fácil que es acomodar lo que tomas para mirar y no está demás ser considerada con los empleados, que seguramente deben terminar cansados de estar acomodando constantemente lo que desordenan los clientes.

Llegó finalmente al piso que buscaba, el piso de las librerías, había mucha variedad de estas, lo cual le emocionaba demasiado, ya que siempre había de sobra para elegir, librerías con una amplia variedad en mercancía y de diversos temas y algunas especializadas. Realmente no tenía algo en específico que le interesaría leer, así es que se dejaría llevar por la apariencia de los locales. La librería más grande no le llamaba mucho la atención, esa podría dejarla al final, por si le apetece ir en busca de algunas novedades, los siguientes locales eran dedicados a libros escolares y literatura juvenil, la última sonaba interesante, hasta que dio con un local modesto y acogedor, al cual no había entrado antes, solo había mirado por fuera.

No tenía mucho conocimiento sobre qué clase de libros encontraría ahí, pero la curiosidad no le haría mal a nadie, así es que se animó a entrar. Su llegada fue anunciada por un suave tintineo del adorno de la puerta, no pudo evitar el admirar aún más el lindo recinto, no era muy grande, pero aún así era bastante bonito. Había unas cajas con libros en algunos sitios, pero no se animó a husmear, por lo que se acerco con cautela a un escritorio donde se encontraba un apuesto joven de cabello color menta?! Carraspeó un poco la garganta para llamar su atención y saludó al encargado. —Buenos días... se que pude haber revisado el nombre de la librería. Me dejé llevar por la apariencia de su local y simplemente entré..— Admitió ligeramente apenada. —Que clase de libros venden en este local? No busco algo en específico...—

por **Young Hye soo** Miér Oct 16, 2019 2:21 am

Sabía perfectamente que pudo quedarse esperando por horas la llegada de alguien más, porque los clientes siempre eran los mismos y rara vez una nueva cara se colaba por la puerta de madera. Hojeó uno de los libros que tenía sobre la mesa, y observó detenidamente a través de sus ojos rasgados los dibujos de flores medicinales en las hojas desgastadas de roneo. Sonrió ligeramente divertido porque recordaba como esas hojas hacían estornudar a su hermana menor, allá en Corea cuando aún eran demasiado pobres como para recordar.

—Esto suena bien — Murmuró, desde cierto ángulo parecía que estuviera hablando con nadie, que solo fuera un solitario joven que solía murmurar para si mismo. Se volteó y retiró otro libro de los estantes que estaban tras de él, dejando caer sin querer un papelito. Quizás demoró menos de unos 10 segundos al voltearse y recuperarlo cuando escuchó las campanas delicadas de la puerta anunciar la llegada de alguien. Se puso de pie de inmediato sosteniendo el papel entre los dedos de sus dos manos. —Bienvenida…— Sonrió levemente mientras que una gata de tres colores subió al mostrador, paseándose hasta el otro lado antes de sentarse completamente.

Era una chica. Una chica que no parecía menor que su hermana, claro que verla lo hacía sentir nostálgico aunque tuvieran distintos colores en su piel. Dejó sobre el mesón el papel que había sostenido en sus manos, era una carta cerrada, sin leer.

—Todo es dependiendo de lo que buscas, estoy seguro que puedes encontrar algo que sea digno de ti — Tomó la taza de té con una de sus manos mientras se apoyaba sobre el largo mesón. —Eres la primera persona en el día — Murmuró casi para si mismo, abriendo uno de los cajones del lugar para sacar un viejo prendedor que tenía la forma del logo del lugar. Una estrella y un planeta sobre este. —El viejo dueño solía regalar esto a los primeros…— Extendió el prendedor en su mano ofreciéndoselo a la chica. —No es muy valioso y seguramente se destruirá pronto, pero es una costumbre que me gustaría preservar hasta que se acaben. — Soltó una tímida y breve risa antes de volver a beber de su té.

por **Fleur Adrinette** Vie Dic 20, 2019 8:50 am

Off:

Se reprochaba internamente por no hacer lo obvio que cualquier persona haría. Antes de entrar a un sitio, leías el nombre del negocio para saber que ofrecían. Le daba algo de pena entrar solo a preguntar y si lo que vendían no era de su interés, salir. Sentía que los hacía perder su tiempo de alguna manera. En fin, ya se encontraba dentro.

Le devolvió una tenue sonrisa al encargado, en agradecimiento por el saludo. Luego, su atención fue robada parcialmente cuando una linda gata recorrió el mostrador, haciéndola pensar inmediatamente en su gato, Noir. Tenía el impulso de acercarse a acariciar a la mascota del chico, pero se contuvo, no todos aprecian que tomes ciertas confianzas.

Regresando a su dilema anterior, no sabía que buscar en aquella curiosa librería, solamente quería algo nuevo e interesante en que sumergirse y la respuesta del contrario, era misteriosa, pero no le daba pista de algún tema en especial, por lo que volvía al punto de partida. ¿Qué podría leer?

Escuchó al joven murmurar algo, aunque no entendió muy bien la primera parte al estar divagando en otras cosas. ¿Primera qué? Y cuando éste le ofreció un prendedor, entendió que era un obsequio por ser la primera clienta del día.

Aceptó el prendedor con gusto, le encantaba coleccionar obsequios de las librerías que visitaba, aunque siempre recibía separadores con frases de algún autor, jamás un prendedor, por lo que el objeto sería más especial. —Le sorprenderá saber que es más valioso de lo que cree.— Rió un poco y guardó con cuidado el broche dentro de su bolso. —Muchas gracias. Es una linda costumbre.—

Aprovechando que el encargado estaba ocupado bebiendo su té, decidió pensar en sus opciones nuevamente, al no saber donde dirigir su mirada, ésta se posó en la bebida del contrario, que le dio una idea quizás absurda, pero le parecía un tema interesante para una lectura a fin de cuentas. —Ya se que quiero leer.— Dijo con suavidad para no alterar la paz del recinto y de sus habitantes. —¿Tendrás algo sobre la lectura de las hojas del té?—

por **Young Hye soo** Mar Ago 10, 2021 5:58 am

La selección de la chica, la cual parecía tener la misma edad de su hermana llamó profundamente su atención. Muchos buscaban libros viejos, que casi ya no estaba siendo publicados por la editorial tras 40 años de anonimato. Otros solo hurgueteaban entre los libros y llegaban al mostrador con algo que realmente le gustara, o llamara su atención, pero esta chica decidió algo netamente especifico, y sintió la emoción en su espina que no había sentido en largos días de atención al público.

Sonrió, inclinándose un poco en el mostrador para acercar su mano a su rostro de forma cóncava, así el sonido, bajo y susurrante, viajaría perfectamente hacía su receptor. –Es realmente interesante que tu interés tantee el arte de la Teomancia – Su gata, curiosa y celosa paso entre medio de ambos rompiendo aquel momento de intimidad fortuita. No tuvo más remedio que salir del mostrador a raíz de lo interesado que estaba y porque aquella felina, no permitía compartir su interés de forma sutil con la chica de secundaria. –Es algo realmente llamativo de una persona, el interés por el ocultismo no es algo común, pero dicen que si te causa curiosidad, es porque hay un llamado de magia en tu interior – Caminó hacía los estantes deslizando su dedo por entre los libros mientras continuaba hablando. –Las mujeres especialmente tienen esa habilidad innata de conectarse con los planos más astrales, porque son hijas de la luna – Se giró para observar a la chica y volver a darle una ligera sonrisa.

Sacó un viejo libro que tenía ilustraciones de hojas en su portada, su color estaba oxidado por el tiempo pero se mantenía en buen estado. Una reliquia bien cuidada. – Se dice que hace 5000 años, un día el emperador Shen-Nung se sentó bajo la sombra de un árbol para descansar – Extendió el libro hacía la chica –Hacía algo de frio, le pareció buena idea hervir un poco de agua para calentar su cuerpo, sin embargo los vientos provocaron que algunas hojas cayeran sobre su hervor, y Shen-Nung se sorprendió de el olor que desprendía. Había encontrado una buena bebida, y a su vez, un elemento para la adivinación –

Caminó nuevamente a la caja, escribiendo en un papel el precio de esta pieza – Jacqueline Towers es una excelente escritora de magia, estoy seguro que lo disfrutarás – Entregó el papelito con el precio, mientras acariciaba a su gata en el mostrador.

por **Fleur Adrinette** Sáb Sep 25, 2021 6:36 am

Su interacción con chicos era bastante limitada debido a su timidez, además de que la pasaba atrás de un libro 24/7 la mayoría de veces, apenas y había logrado hablar con un chico de tercero, Charles Watson con quién se había dado una convivencia bastante agradable y tranquila, también estaba el americano ruidoso, Jared Mason, quién solo la hacía rabiar.

No vio venir aquel pequeño acercamiento del mayor para susurrarle algo, provocando un evidente sonrojo en sus mejillas pálidas, pero así de rápido como sucedió, así de rápido llegó a su fin cuando la gatita del pelimenta se interpuso entre el acercamiento, haciendo que la pelinegra riera divertida por los celos de la mascota. Aún así, su corazón se había acelerado un poquito debido a la previa proximidad. —¿Llamado de la magia?— en su género favorito, la fantasía, trataban el tema de la magia de forma genial, mística y misteriosa y que el bibliotecario hablara de un atisbo de conexión entre ella y la magia, la hacía sentirse bastante emocionada.

Esperaba pacientemente al joven mientras éste buscaba el libro, curiosa sobre que título podría resultar de lo que pidió. Sus ojos se iluminaron al ver que era un libro viejo, qué tipo de cosas podría encontrar en un libro así, era muy intrigante y como si fuera poco, el bibliotecario le contaba una historia sobre su futura adquisición.

Aceptó el libro el cual tomó con cuidado entre sus manos, seguía escuchando atenta el relato del joven, el cual explicaba el origen de la Teomancia. —Estoy... Perpleja, no imaginaba que hubieran registros tan antiguos de algo como esto. Es sorprendente.— Lo siguió a la caja donde le dieron una hojita con el precio del libro, el cual dejó tantito en la mesa en lo que sacaba el dinero para pagar, el cual entregó pronto junto con un dulce para el pelimenta. —Como agradecimiento por la amena compañía.— explicó lo del dulce mientras preparaba sus pertenencias para retirarse. —Estoy segura que disfrutaré mucho de éste libro...— había visto una pequeña plaquita con el nombre del mayor en su ropa. —Muchas gracias Hye Soo, volveré pronto por más recomendaciones.— Le sonrió alegremente y se despidió con una pequeña reverencia antes de salir del local bastante alegre y con ganas de volver a compartir con ésta persona, no era habitual platicar así con alguien sobre su hábito preferido, la lectura.

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