El método Científico (Priv. Effie)

por **Heinrich Weiss** Sáb Abr 16, 2016 12:20 am

El café sobre la mesa. La pizarra dictaba de manera agresiva una compleja formula que mayor contexto no tenía “y=H+v0y⋅t−1/2⋅g⋅t2=H+v0⋅sin(α)⋅t−12⋅g⋅t2” sin embargo con observar al extraño hombre que yacía en una esquina, arriba de uno de los mesones, lanzando una pelotita de plomo contra el piso, probablemente el ambiente comenzaba a explicar la situación en la que estaba envuelto aquella formula.

-Dado que, anteriormente, la velocidad forma un ángulo α con la horizontal, las componentes xe y se determinan recurriendo a las relaciones trigonométricas habituales, es decir vx=v⋅cos α y vx= v⋅sen α … de todas formas utilizando una formula de posición en eje vertical , podríamos dilucidar que la trayectoria alcanzaría una velocidad máxima superior que en eje horizontal ¿Por qué?...-

Aquellos cálculos mentales en voz baja eran solamente una forma absurda de distraerse. Por lo general estaba demasiado aburrido, su vida se volvía muy aburrida, ¿Enseñar? ¿Cuándo pensó que había una buena idea? Nunca había sido bueno hablando con gente ¿Y ahora? Ahora había decidido que sería estupenda idea el pararse frente a una pila de adolescentes a explicarle porque la trayectoria de un objeto en eje horizontal tardaba más en llegar que uno en plano vertical, sin considerar la fuerza gravitatoria que era un plus.

Incluso se frustraba en pensar que debía responder entre las diferencias entre Rapidez y velocidad, distancia y trayectoria, planos y ejes.

-¡¡¡¡AH!!!! - Aprovechó que se encontraba sobre uno de los mesones para dar un salto hacía otro, y de esta manera llegar hasta su café, que lo tomaría una vez que se ubicaba sobre este mesón, agachándose.

por **Effi Weiss** Lun Abr 18, 2016 4:40 pm

Entendía que lo que hiciera en este lugar tendría repercusiones, pero ella estaba decidida. Heinrich, su esposo, no lo había pasado bien, y sabía que aunque ya hubiera pasado un tiempo desde la muerte de su profesor y amigo, Roth Rorschach, el fantasma seguía allí, atormentándole por las noches ¿Quién podría sobrevivir así?

Afortunadamente había una esperanza para recuperar la chispa perdida, pero era una esperanza difícil de atrapar. Había dos hijos de Roth Rorschach en este instituto, pero la gran determinante era ¿Quiénes?

Cuando viajaron desde Múnich hasta Andernach ni siquiera lo pensaron, no planearon, solo ejecutaron una acción desesperada, y es que ella más que nadie no quería perder a ese hombre.

Abrazó el libro que sostenía contra su pecho antes de entrar al laboratorio de física, pensó por un momento en muchas cosas y luego simplemente entro de forma acelerada – ¡He logrado sacarlo! – Puso el libro sobre la mesa, era el libro de registro de los estudiantes. –Acá debe estar algunas personas con el apellido Rorschach, y el grado, de esta manera será mucho más fácil llegar hacía ellos–

Abrió el libro de registro y observó atenta cada uno de los estudiantes, primero estaban ubicados todos en una larga lista, pero cada uno tenía un número a un costado, tal cual como si fuera un índice de algún extenso libro – ¡Aquí! ¡Gerard Rorschach pág 16! – Señaló el nombre, se detuvo, corrió hacia la mesa donde Heinrich tenía sus cosas y de allí sacó un bolígrafo y papel adhesivo, anotando de inmediato el nombre y pegando este papel en la página 16.

Volvió a buscar en el registro, en aquella extensa y larga lista y dio con el segundo nombre – ¡Walter Rorschach pág 25! –Hizo exactamente lo mismo que antes y luego miró a Heinrich ladeando el rostro y sonriendo con ánimo – L-lo conseguimos…acá están – extendió los brazos ofreciéndole el libro a aquel hombre –Anda, léelo en voz alta…– Tras decir esto tomó asiento apoyándose en el mesón del laboratorio.

por **Heinrich Weiss** Jue Abr 28, 2016 9:53 pm

Enérgica, era tan enérgica a veces, y hermosa, hermosa más que cualquier otra. ¡Afortunado que era! Lo pensaba constantemente, lo repetía en su mente como si fuera la más larga oración de algún religioso. Effi Dietrich, no, Effi Weiss.

Bebió el café, el seguía siendo un desadaptado. Se bajó con lentitud del mesón, si hubiera que compararlo con algún animal, quizás el perezoso sería el indicado. Y mientras que Effi, corría de acá para allá, el solo se dedicaba a observar. Observación analítica.

–La señorita Dietrich metiéndose en problemas…¿Quién lo diría? –

Sonrió ampliamente mientras observaba a aquella mujer a través de los cristales de sus anteojos gruesos. Recibió el libro con la misma lentitud de antes, y después, de forma delicada, dejo la taza de café sobre uno de los mesones, abriendo lentamente las páginas seleccionadas.

–Gerard Rorschach pagina 16…– Murmuró con aquella voz raspada que solía tener – “Alumno presenta mala conducta, se refiere a los profesores de manera irrespetuosa” – Soltó una clara risa –Vaya vaya… tenemos una joya acá–

¿Qué habría ocurrido? ¿Sería la misma situación con el otro gemelo? Avanzó hacia la pagina del próximo y leyó igualmente en voz alta lo que decía –“Alumno se ausenta de clases, Alumno se ausenta de clases, Alumno se ausenta de clases, Alumno se ausenta de clas…”– Cerró de golpe el libro, y luego lo dejó caer al suelo, caminando de forma sistemática hacía la ventana, mientras recogía el café del mesón

–¿Qué sucede si al saber de nosotros solo descubren que su vida será más miserable? Talvez es momento de….–

Comenzó a forcejear la ventana con insistencia, intentando abrirla de todos lados de manera caricaturesta. –¡DEBEMOS ABANDONAR LAS ESPERANZAS Y SUICIDARNOS, NO PERDAMOS EL TIEMPO, SERÁ UN ACTO DE AMOR!–

por **Effi Weiss** Lun Mayo 02, 2016 6:57 pm

Mantuvo aquel positivismo, esperando que su esposo decidiera tomar o no el libro, después de todo, luego de esta dramática situación, probablemente vendría un periodo de cambios positivos para todos.

Se sonrojó un poco por sus palabras anteriores. –Eso lo sé, no tienes que mencionarlo…L-luego veré como soluciono este problema falaz…- Desvió el rostro, y esperó que el hombre que tenía en frente tomara el libro de alumnos, ubicándose en otro sitio una vez que, Hein comenzaba a hojearlo.

Acomodó su cabello azabache tras su oreja, y escuchó atenta primero lo que se decía de Gerard. Sus ojos se abrieron de golpe al oír la breve descripción. –Huh – Curvó las cejas y se encogió de hombros – ¿Es enserio? – Desvió levemente la mirada, aparentemente las cosas no parecía que le hubieran ido bien a Gerard, y eso la dejó con un sabor amargo en la garganta ¿Heinrich soportaría esto?

Se puso de pie y caminó al lado de aquel profesor, acercándose para observar lo que decía del siguiente chico, aunque el panorama para él también lucía bastante desalentador.

Observó como Hein dejó caer el libro. “¿Está molesto?” pensó, y se inclinó para tomarlo entre sus manos – ¡No lo tires! No es mío... – Dejó el libro sobre el mesón y luego escuchó atenta las palabras negativas que comenzaban a salir de la boca de quien ahora era su marido. Se volteó de golpe hacia él y casi de inmediato notó como el hombre intentaba abrir la ventana al compás de una serie de gritos que claramente no eran los más alentadores.

– ¡Detente! –Corrió hacía el abrazándole por la cintura mientras hacía fuerza hacia atrás. Su rostro se mantuvo siempre pegado a la espalda de aquel hombre – ¡SI NOS MATAMOS LOS CHICOS QUIZÁS NUNCA TENGAN UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD! –Cerró con fuerza los ojos.

por **Heinrich Weiss** Lun Mayo 09, 2016 4:38 pm

Quizás, por la rapidez que funcionaba su cabeza, había abandonado toda esperanza de vida desde el momento en que ese libro llegó a sus manos ¿Cómo podría cuidar de dos chicos si ni siquiera podía cuidarse el mismo? ¿Tendría las agallas para hacerse responsable? ¿Arruinaría más la vida de ambos menores? Todas esas dudas se vinieron hacía abajo cuando sintió las manos de Effi rodear su cintura, aquellas manos delicadas que le hacían creer que el día de mañana si saldría un sol más brillante.

Se detuvo, se volteó tomando las manos de aquella mujer para después mirarla fijamente sin ser capaz de decir nada ¿Qué podría decir? Cada palabra que salía de su boca era más patética que la anterior, y aunque los primeros años de relación intento verse cool e interesante para mantenerla a su lado, se dio cuenta que eso jamás ocurriría, con Effi solo podía ser la horrenda y triste persona que era en realidad.

La abrazó con fuerza, rodeo su espalda con sus brazos y apegó el cuerpo femenino hacia el propio, no sabía que exactamente hacer salvo abrazarla. – Te amo Effi – Y las palabras salieron solas desde sus labios, los cuales, a comparación de hace unos momentos, estaban siendo invadidos por una sincera sonrisa.

Caminó hacia el mesón donde seguía aquel libro de clases, aunque jamás soltó la mano de ella hasta que se encontró frente a frente con aquel libro. –El maestro Rorschach quería demasiado a sus hijos, me pregunto si estos chicos saben eso –Suspiró profundamente sentándose, y volviendo a hojear el libro –Necesito fotocopiar estas páginas, y buscar más información en otros medios, antes de presentarme ante ellos tengo que saber todo –La mirada fue directamente dirigida hacía Effi, prácticamente decía “consígueme todo lo que pido” sabía que aquella mujer podría lograrlo, era alguien muy inteligente.

por **Effi Weiss** Vie Mayo 20, 2016 4:14 am

¿Perderlo para siempre? Perder a Hein nunca había sido una opción, y se sintió tan aliviada cuando el casi de inmediato, abandonó toda idea de suicidarse para volver a centrar aquella excéntrica personalidad en otro sitio.

No pudo disimular el hecho de que aquella mirada fija que Heinrich le dedicaba a ella la ponía completamente nerviosa, tanto que, a medida que el tiempo pasaba lento y calmo, sus mejillas se volvían de la misma manera más rojas, llegando al punto culminé cuando escuchó aquellas palabras de aquel tono grave de voz.

“Yo también” pensó casi de inmediato, pero rápidamente estalló en una risa ultra nerviosa, desviando el rostro hacia un lado –Cl-claro, claro que si…p-por eso nos casamos Hahahah …. –No estaba segura cómo reaccionaría él a aquellas palabras, pero la costumbre que tenían al estar tanto tiempo uno al lado del otro fue lo suficientemente fuerte para que la conversación siguiera el curso correspondiente.

Cuando Heinrich soltó su mano, apoyó esta de inmediato en el hombro ajeno, estaba en la búsqueda constante de su tacto, y lo consiguió –Estoy segura que a pesar de todo, el profesor Rorschach te confió a estos niños porque sabía el potencial que tienes, lo lograremos juntos Hein… No te dejare toda la diversión –Sonrió y guiño un ojo, escuchando después aquella indicación que no podría ser más acatada –Claro …Lo haré, cuenta conmigo, si mal no recuerdo creo que en la biblioteca se encuentra una fotocopiadora, iré y sacaré los documentos necesarios, y planearemos bien el reencuentro, no podemos adelantar nada hasta no tener todo claro ¿Okay? –Ladeo el rostro esperando la respuesta.

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