Chilling out [Priv. colectivo]

Una excursión parecía siempre una buena opción, y recordaba a la perfección cuando vi aquel anuncio. Lo tomé en mis manos y se lo enseñé a Okita, animándolo a ir conmigo, pero la única respuesta que recibí de él fue un seco “JODER, NO”  y aunque había sido rechazado de inmediato y la situación me generó una increíblemente breve depresión (solo porque en la caja expendedora estaba mi barra de cereal favorita) el día de la excursión estaba listo para ir.
 
Había que estar a las 6:30 am, lo cual era un verdadero suplicio, ya comenzaba a preguntarse qué clase de psicópata asocial hacía algo como esto, es decir, ¿acaso no sabía que los jóvenes necesitábamos dormir al menos 12 horas diarias?  Toda esta energía no se iba a recuperar sola, Hell not
 
Al llegar al lugar, procuré echarle un vistazo rápido a los presentes, y luego, solo con fines de entretenimiento llamé a Okita, si, a las 6:35 Am, escuchando su desgastada voz en el celular  - Hola Darling, solo te llamo para recordarte que me dejaste tirado con un grupo de desconocidos en una montaña nevada, y que si probablemente…. – Comenzó a caminar y se percató de la presencia de dos personas  -….. Probable-mente…… ¡Ah!  Si probablemente muero congelado en un gran bloque de hielo me aseguraré de que mi cadáver sea un adorno en tu casa – Solo logré escuchar a través del auricular un ligero “Déjame en paz”, palabras que simplemente me hicieron estallar de risa mientras saludaba con la mano a los presentes.
 
-Bueno, te dejo  ¡AMARGADO!  …está la chica que está loca por mi (?)  - Observó de reojo a Fleur y aprovechó de guiñarle el ojo, para después colgar el teléfono, y sacarse una Selfie con Harek y Fleur de fondo   - Muahaha se la enviaré, no crea que lo dejaré dormir…. ¡Ah!  Hello guys – Saludó  haciendo el símbolo de la paz con sus dedos, mientras enviaba la foto. 

El día era perfecto.  Desde que había visto ese anunció en el tablero del instituto había decidido ir, desde que había llegado desde Inglaterra no había tenido mucho tiempo para conocer la ciudad, solo había ido de entrenamiento a partido constantemente, y por los únicos sitios que había paseado era por el camino que iba desde su casa al estadio, su casa hacia la playa y su casa hacia el instituto Wertvolle Preise.
 
-Ya me voy mamá…- Se paró justo frente la puerta antes de salir, al mismo tiempo en que sostenía su bolso con alguna que otra cosa útil que pudiera necesitar –te llamaré apenas lleguemos al lugar en cuestión –Las circunstancias de la vida lo había hecho alguien demasiado apegado a su familia, por ende, alejarse, dejando sola a su madre y a su hermana menor lo hacía sentir un poco preocupado.
 
Subió al bus, tenía que llegar al instituto, para encontrarse con quienes los llevarían, y claro, mientras se afirmaba del tubo más alto al cederle el puesto a una señora mayor, no podía evitar observar con insistencia su reloj de muñeca. ¿Llegaría a tiempo? Creía que sí.
 
Cuando el bus se detuvo frente a la escuela, antes de salir pudo notar a alguien que, debido a su energía era difícil no notarlo, eso lo hizo sonreír levemente. Cierto, Jared Mason no era la persona más cercana a él, pero al menos hablaban, y eso le daba algo de seguridad.
 
Bajó del bus, y ahí noto a otras personas más, entre ellas estaba aquel chico, Harek. Encontrárselo acá era casi como una especie de prueba del destino (?) por supuesto que debía hacerlo, recordaba aquella conversación con él como si se hubiera repetido en su cabeza cada día de su existir.   “Harek”  pensó, pero sin embargo él estaba junto con una linda chica, probablemente saludarle e interrumpir no era apropiado.
 
-Hi …- Apoyó su mano en la espalda de Jared para saludarlo, aunque de vez en cuando, sus ojos buscaban la mirada de quien ahora estaba acompañado por una mujer. ¿Curioso? ¿No?

Durante la jornada en su nuevo local de tatuajes, un par de chicas, que querían una perforación en el ombligo, hablaban sobre una excursión a una montaña nevada, todo pagado, al parecer, para alumnos de Wertvolle Preise. Para su buena suerte, aunque irresponsable, era alumno de tercer año. Sonaba como algo que siempre le hubiera gustado hacer con su padre, si acaso no hubieran tenido una relación tan áspera.

Lo pensó por un momento, ¿por qué no ir? De cualquier manera, era su negocio y podía dejar cerrado sin que nadie le dijera nada. Quizás tendría algunas pérdidas, pero estaría bien, nadie lo despediría. Al día siguiente, acudió a pedir informes: le informaron que se trataba de un evento que duraría, únicamente, un fin de semana. No era mucho, así que se apuntó de inmediato.

Preparó sus cosas, esa mañana, y salió de casa con una pequeña maleta. Seguramente, porque era nevada, haría frío en aquel lugar, así que empacó varios aditamentos y accesorios, como orejeras o guantes. La verdad, jamás había estado en la nieve y no sabía que llevar, pero ya hallaría alguna manera de calentarse, en caso de no ser suficiente.

Salió de casa muy temprano, aún era de noche. Prefería irse caminando, por lo que tomó su tiempo, mirando el cielo y todas sus fases hasta alcanzar la luz. Lo pensó por un momento. ¡Quizás era tarde ya! Miró su reloj: 6:15. Debía darse prisa si quería llegar a tiempo, por lo que comenzó a correr sin prestar atención a ninún otro detalle. 

Cuando llegó a la escuela, alcanzó a divisar algunas personas, todas desconocidas. Se detuvo y trató de recuperar el aliento. Cuando lo logró, se paró en medio de todos ellos, dispersos en pequeños grupos o duplas y comenzó por hablar.


            ―¡Hey!  ―los miró, tratando de llamar su atención. Temía ser rechazado por aquel aspecto tan violento que podía tener ―. ¡Saludos a todos! Mi nombre es Atem y soy nuevo aquí.

No llevaba mucho tiempo esperando cuando le vio: aquella chica que había conocido viendo las luciérnagas. Dentro de él, sin saber porqué, una cálida sensación lo embargó y no pudo evitar sonreír de vuelta, siguiéndola con la mirada a cada paso que daba. Era una grata sorpresa que ella tuviera las mismas ideas y gustos que él, no le sorprendía, de verdad la apreciaba y estaba feliz de que acudiera.

-Hola, Fleur. -Se recorrió un poco, dejando espacio para que la chica se sentara a su lado, siempre era un placer charlar con ella. -Puedo decir lo mismo, ¿vas a la excursión? -Sabía que la pregunta era ridícula, hasta cierto punto, pues nadie en aquella institución se levantaría tan temprano sólo para pasear. -Te ves muy linda así. -Sonrió mientras señalaba el cabello de su amiga. 

El hecho de que una chica que conociera, y le agradara, fuera al mismo viaje que él, le producía una especie de calma infinita, confianza quizás, tan grande, que no notó cuando el rubio americano tomó aquella fotografía. No fue, sino hasta que escuchó su voz, que se percató de su presencia. Lo conocía muy poco, realmente no habían cruzado palabras relevantes o sabían mucho el uno del otro, aún así, el hallarlo en aquel lugar también fue agradable, aunque sorprendente. Jamás habría apostado porque él era la clase de chico que se aventuraba a la naturaleza, mucho menos sin aquel amigo suyo que frecuentaba. ¿Cuál era su nombre? Okita, o eso creía. 

-Hola. -Alzó la mano mientras observaba al otro llegar frente a ellos. No era una persona muy habladora para con las personas que no frecuentaba, sentía un grado de incomodidad al hacerlo bastante elevado. Quizás esa sería la ocasión en la que podrían afianzar su relación. -¿Qué tal, Jared?

No estaba seguro de qué debía decirle al americano, no sabía a ciencia cierta, pero tenía la impresión de que su amiga y él tenían un vínculo un poco más forjado. Cruzó los brazos y los miró, esperando no interrumpir su conversación. Fue entonces cuando lo notó: sentía el peso de ser vigilado, aunque no sabía el porqué.  Buscó con la vista y no tardó mucho en toparse con aquellos ojos verdes que lo observaban. Desviar la mirada fue instintivo, incluso sintió que los músculos de su espalda se contraían conforme lo hacía consciente.


No tenía ni idea de que aquel joven inglés iría. Ésa, de entre todas las personas, era la que más gusto le gustaba toparse ahí, aunque, de igual manera, no sabía cómo actuar. ¿Debería, acaso, acercarse? Lo deseaba, realmente quería acercarse y hablar de esa forma tan natural que surgía cuando charlaban, pero tampoco quería parecer invasivo, mucho menos frente a todos. Quizás podría aprovechar el hecho de que su amiga y el americano eran amigos. 

-Hola, Charles. -Mencionó, devolviendo el vistazo y curvando un poco los labios. -¿Te gustaría sentarte con Fleur para charlar, Jared? -Se puso de pie, ofreciendo su asiento al rubio. Sabía que era evidente, pero ya lo había hecho, había actuado un tanto impulsivo. Esperaba que nada resultara mal, que Watson no se sintiera un tanto incómodo con su reacción. 

Se colocó junto al inglés con el objetivo de hablar, pero cuando reunió el valor, sus palabras se ahogaron en un suspiro, pues un joven había gritado a mitad del lugar. Era un joven con muchos tatuajes y perforaciones. Nunca lo había visto antes, pero era joven, probablemente un nuevo estudiante. No tenía intención de ser muy amistoso con él en ese momento, en especial tras haber interrumpido sus plática, incluso antes de iniciar. No tenía la culpa, lo sabía, pero la frustración por las palabras muertas crecían en su interior. No pudo evitar fruncir el ceño mientras observaba a Atem, o así había dicho que se llamaba.

La gente comenzaba a acumularse en un gran grupo. Nadie más parecía conocido, al menos no para él. Tampoco era como que tuviera muchos amigos, pero sí reconocía de vista a algunos estudiantes. Sus compañeros, o amigos, no sabía como llamarles, tampoco se acercaban a nadie. Miró su reloj de nuevo: probablemente llegaría pronto el autobús. Cuando alzó la vista, una joven de fachada muy tierna se encontraba saludando a la francesa con timidez. No le conocía, pero parecía ser amiga de Fleur. Al final, conocería gente nueva con gustos similares a los suyos, justo como esperaba.


Sorpresivamente, el bus llegó a los pocos minutos. Quizás era un poco antes pero, ¿qué era un poco de tiempo de adelanto? Sin notarlo, la idea atacó su cabeza: Quería sentarse con el joven inglés. Sería una buena oportunidad de charlar sin interrupciones, pero tampoco sabía cómo pedirlo. Se acercó a la banca, donde sus cosas yacían en el piso y las levantó, miró de nuevo al joven peliverde.

-¿Te gustaría seguir con la conversación de la última vez? -¿De verdad había dicho eso? Quiso golpearse al momento de decirlo, ya que, en realidad, no había una charla de la última vez. Era un pretexto poco elaborado para que el otro le acompañara durante todo el viaje.

  

Mientras enviaba la fotografía me percaté de la pose perfecta que traía Fleur atrás, y sin pensarlo, alzé ligeramente mi vista haciendo un gesto algo cómico con el rostro – Saliste tapada… ¡NO ES JUSTO! – por lo pronto, mayor importancia no le dio, y continuó su mensajeo sin sentido, claro que, alzando el rostro de vez en cuando al recibir uno que otro saludo.
 
Sentí una mano en su espalda, y voltee mi cuerpo de golpe, encontrando así a Charles justo allí.  – Hey Man! – Golpeé su hombro de forma enérgica, mientras cerraba mis ojos y reía ampliamente, esto realmente era algo que disfrutaba, no estaba Okita acá, su mejor amigo, pero al menos sabía que con Charles una que otra tontería podría compartir.
 
–Wait …– Ordene un poco mi cabello de forma pretenciosa, y luego, ubicándome al lado de Charles, posé para otra fotografía tomada con mi celular, esta, destinada finalmente hacia quien ahora yacía dormido en la comodidad de su hogar –Le enviaré la foto a Okita, no quiso venir conmigo, ¿Cómo has estado Charles?  Are you enjoy the school?–  En lo que intentaba mantener un tema con el muchacho, el chico que acompañaba a Fleur, Harek, se puso de pie, ofreciéndole su asiento, y a decir verdad la situación le pareció algo extraña, más aun el ofrecimiento porque consideraba que en ningún momento había manifestado aquellas ganas de sentarse a charlar - ¿Será que tu quieres hablar a solas con Charles? – Solté lo que tenía en mente, y luego observé a Charles algo extrañado, ya que desconocía la relación que podía tener con Harek.
 
Escuché el causi regaño de Fleur, y sin más, por obligación me senté a su lado, suspirando con algo de desgano – Gezz!  Que gente más extraña son ustedes…– Observé a Fleur y sonreí al instante, cerrando uno de mis ojos de forma coqueta – Si querías que estuviéramos cerca debiste decirlo – y después de esto se echo a reír.
 
Fueron llegando uno a uno varias personas, de las cuales a la única que reconocía era a Clover, y a la que saludé con la mano mientras esperábamos la llegada del bus.  Finalmente cuando este llegó, Harek dejo ver sus propias intenciones (?!) así que más allá de eso, no fui capaz de emitir ningún comentario, solo hasta que la francesa rompió el hielo de una forma bastante interesante.  –¿Huh? ¿Yo? – Me señalé algo confundido, y luego, llevando las manos hacía mi cintura, asentí con la cabeza y golpeé juguetonamente su mentón con un dedo.  –Tú sabes que si…– Tras decir esto esperó que subieran al bus.

Comprender a Jared era casi todo el tiempo, un desafío.   Sin embargo, él parecía alguien fácil de leer a pesar de que todo el tiempo intentaba tomarle el pelo a todos, era esa facilidad que tenía el rubio lo que hacía que independientemente de lo que ocurriera,  estar a su lado fuera algo bastante cómodo.
 
Antes de poder reaccionar, su rostro había sido fotografiado, aunque no entendió el motivo hasta que el norteamericano lo mencionó  -¡¿AH?! -  Su cuerpo se tensó de golpe, si hubiera sabido que su fotografía iba a terminar en manos de alguien más al menos hubiera posado o algo, después de todo, no era alguien tan soso.
 
Cubrió su rostro con ambas manos y suspiró con profundidad, calmándose un poco antes de responderle a tal enérgico rubio quien se divertía frente a él  –Well, Could be better but is fine, Thank you very much …–  Sonrió ligeramente, acomodándose de forma obsesiva sus anteojos, de esta forma el brillo del sol, daba directamente sobre sus cristales.
 
El ofrecimiento de Harek hacia el rubio ruidoso fue inesperado, pero más inesperado fue la respuesta que el rubio soltó, provocando en él mismo la búsqueda incansable de ocultar su rostro entre sus dedos.  – Jared…– el regaño era inevitable, sin embargo, la chica que estaba sentada aun había desviado la conversación por completo.
 
Imaginó que Harek quería mencionarle algo, sin embargo su presencia a su lado fue tan escueta y silenciosa que no supo realmente el objetivo de la situación, y claro, Jared, con su habilidad innata de comenzar conversaciones ya se había adaptado a su nueva compañera de plática.
 
Cuando ya llegó el bus al lugar, finalmente, pudo escuchar la voz de Harek,  su mirada fue directamente hacia el al oírle, y luego, simplemente asintió con la cabeza.  ¿Conversar lo de la otra vez?  Realmente no sabía a qué se refería, pero la curiosidad lo carcomía, porque él mismo estaba seguro de que no habían hablado nada particularmente importante.