Nasevgda [Priv. Iván]

La edificación se erguía a unos pasos de ellos mientras avanzaban rápidamente. Alexandría gozaba de una paciencia infinita para explicar las cosas y a Iván un cosquilleo de regocijo le llenaba las entrañas. ¿Cómo iba a negar que la pasaba bien con él? Negando con su cabeza ante sus pensamientos, siguió al menor hasta el interior del restaurant, observando todo y a la vez nada.


Poseía una decoración sobria pero era algo que realmente no le llamaba la atención. Cuando palmeó la silla, él se sentó diligente y más bien, su atencióm recayó en el menor; en cómo se deslizaba grácil entre la vida y las personas. -¿A qué te... Dedicas ahora? -le preguntó, apoyando ambos codos en la mesa. Se arrellanó en su asiento, cómodo con el lugar y la sensación de estar allí.

Sonrió de inmediato al ver que el otro admiraba el lugar. ¡Qué encantador! Tenía la dicha de compartir sólo con él aquellos primeros momentos en su existencia. Rió suavemente, cubriendo su rostro con la mano para hacerlo mas discreto, no quería incomodado o enviarle el mensaje incorrecto.

-Yo tomo lo que los demás no quieren. -Así era como lo percibía. ¿Existía alguna cosa que la gente no quisiera darle de verdad? Él sólo reclamaba lo que por derecho era suyo. Los demás, a quienes les retiraba sus pertenencias, simplemente fingían demencia, desde su perspectiva, para que él pudiera acaparar lo demás. -También estudio. 

Cuando se sentó a su lado, de inmediato intento romper la.distancia entre sus cuerpos, dejando al otro a escasos centímetros de su cuerpo. No tenía porqué ser tímido, al final, él era el acreedor a poseer su cuerpo, su mente y todo lo que 'Iván' significaba.