La dolce vitta Stand de Italia [Abierto]

Uno de los tantos eventos que el consejo estudiantil organizaba, ¿Por qué seguía participando en ellos?, claro, era por el hecho de que tenía a Fye formando parte de este selecto grupo, parecía casi una broma que alguien de tan fina selección fuera tan cercano  a alguien como él, aunque, el también era de la “realeza” si es que querían verlo así.
 
-Soy millonario..Tsk ¿Por qué me preocupo tanto?...-
 
Llegó al sitio y encontró a un ambiguo personaje del que no estaba seguro si era mujer u hombre. Alzó una ceja mientras se acercaba hacia él. No sabía cómo vestir claramente, y la persona frente a él vestía como un conductor de góndola en Venecia, en cambio el simplemente se puso un traje negro que representaba a los mafiosos (?)

Spoiler:

 
-Hey, ¿como te llamas…y como haremos que esto funcione?…-
 
Desvió la mirada observando la decoración, y luego simplemente cerró los ojos sacando un cigarro de su saco. Sabía que estaba prohibido, pero las reglas de este instituto se las pasaba por el culo, haría lo que quisiera cuando quisiera.

 Lo que menos había esperado era que, uno de sus compañeros de trabajo fuera una persona como lo era quien había llegado. Daba miedo, tenía un porte grande, parecía que en cualquier momento me golpearía y definitivamente no quería ser golpeado por alguien como él.


Escuché lo que dijo y rápidamente respondí – S-si! …- mi cuerpo se puso totalmente tensó aunque parecía que la persona que tenía en frente solo trataba de socializar – M-me llamo Ezio Dahmer…y …- bajó el rostro sonrojándose completamente  -c-creo que y-yo puedo quedarme en el stand y u-usted servir a los clientes …- no quería que los clientes fueran tratados mal, pero tampoco quería servir él a ellos, era pésimo hablando y el tipo en frente parecía que no sabía cocer ni un huevo (?)
 
Vi que sacó un cigarrillo y me asuste, rápidamente me agache ocultándome tras el Stand y murmuré bajito – D-Dice el reglamento q-que no se puede f-fumar…- no quería morir, pero tampoco quería que mi papá se metiera con un tipo como él, era aterrador. 

Su nombre era Ezio, entonces era un chico, aunque era difícil deducirlo a primera vista, realmente tenía gesto y facciones realmente finas, no podía creer que la persona que estaba justo frente a el temblando como conejo fuera, en efecto, del mismo sexo que su persona.
 
Sonrió, ligeramente, la situación le había causado gracia, ¿el atender a las personas?, eso era algo demasiado divertido, aunque podía lidiar con eso a la perfección.
 
-Está bien, me encargaré de los idiotas…-
 
Entonces luego vino la sentencia aquella, arqueó una de sus cejas, caminó hacia tras el Stand y se agachó apoyando sus brazos en sus propias piernas mientras abría los labios manteniendo el cigarro en su boca.
 
-Me da igual…-
 
Soltó una enorme calada  frente al menor esparciendo el humo en el, y luego se puso de pie caminando para poner el letrero de “Abierto” (?) y pararse en la dicha entrada improvisada mientras se cruzaba de brazos y continuaba fumando.  Algo si había notado, tenía apellido “Dahmer” el mismo apellido que tenía el inspector que lo había reducido y condenado a detención antes, ¿sería su hijo?

Apenas venía llegando y ya tenía que colocarse rápidamente al día con todo lo que acontecía en el Instituto. Por lo que había escuchado, habría una especie de festival, no pudo evitar recordar el primer evento al que había asistido, había sido un completo caos, pero se había divertido mucho y guardaba buenos recuerdos de ello, esperaba que esta vez igual pudiera ayudar, además era algo que le encantaba ¡ Un festival Gastronómico ! Como no iba a disfrutarlo, amaba comer, aunque claro, quizás sería un sufrimiento en parte, ya que ella tendría que servir a otros de los platos de su país y no devorarlos antes.

Hacía tiempo que no veía a sus compañeros y por ende los nervios la atrapaban ¿Con quienes le tocaría? A la única persona que había alcanzado a conocer de su país era Natalino pero no se acordaba de nadie más. Además no había alcanzado a vestir más apropiadamente para la muestra culinaria, debía traer puesto algo de su país, no era buena con lo de la ropa, así que se puso su típico traje negro y junto a Klein salió rumbo al Instituto.

Vestimenta:

Quería estar desde temprano y aunque creyó que iba a buena hora, su sorpresa fue que al llegar al Stand ya habían dos personas. 

- ¡ Bu-Buenas Natalino , Jo-Joven ! - 

Dijo algo tensa, saludando a ambos, sonriendo, como hacía tiempo no los veía, se sentía algo extraña, aunque se alivio un poco al ver que una de esas dos personas era el familiar y la otra no parecía alguien intimidante, además Klein, su búho, estaba en su hombro y eso siempre le daba confianza.

- Ah ya hay mucho avanzando, siento la demora - 

Mencionó en referencia a la mesas y demás que estaba ya todo bien acomodado.

No era para nadie un secreto que aquel sujeto era particularmente aterrador, y sentía que de alguna forma me estaba intimidando, y el olor fuerte a humo había quedado impregnado en mi cabello, y ropas, esto iba de mal en peor,  sin mencionar que mi papá era el asignado para cubrir este sitio, por ende era probable que pronto llegaría y observaría al moreno con aquella actitud tan demandante.
 
Me asome en el Stand y noté como comenzaba a abrir la entrada al público, y rápidamente me puse  de pie, cuando vi entrar a una chica de largo cabello rojo, lo primero que pensé era que se trataba de un cliente, pero noté que saludaba al moreno  y de golpe también a mi, sonrojándome rápidamente, después de todo no estaba muy acostumbrado a hacer amigos.
 

-¡H-Hola!  ¡U-un gusto! …¡S-soy Ezio! -  Me llamó la atención que ambos estuvieran vestidos similar, asi que no dudé en entregarles a cada uno la carta (¿) para que se la hicieran pasar a los clientes, mientras en mi caso me centraría en lo que era la cocina. Me acerqué a ambos –Y-yo creo que ambos…ha-harán un buen trabajo-  Sonreí ampliamente y luego corrí al stand para comenzar a preparar los platillos. 

Estaba demasiado concentrado uniendo cabos que apenas notó que llego la chica cuando escuchó su voz. Alzo la mirada y se sorprendió, ella había desaparecido hacia un montón de días, y de la nada volvía.
 
-Estás viva…-
 
Sacó de sus labios el cigarro y sacudió un poco el cabello de la cabeza de la chica, y luego al levantar más la mirada se percató de la existencia de aquel Búho, quedando algo sorprendido por el ave y la cercanía que mostraba el animal con la menor.
 
-¿E-eso es tuyo?...-
 
Volvió a meter el cigarro en los labios y luego observó como aquel niño nuevamente se acercaba, tomando la carta de este para darle un vistazo y luego nuevamente mirar al menor quien rápidamente se integraba al Stand.
 
-¡¿Hey sabes preparar todo esto?!  …. ¡Quiero probar algo!  - 
 

Caminó hacia el mesón del stand, quemando la colilla final del cigarro en la mesa mientras volvía a mirar la carta.  

Carta:

Mientras los estudiantes organizaban su stand con sus compañeros, quienes tenían que cerciorarse de que las reglas se cumplieran se mantenían aun en la dirección. Cada inspector tenía una zona asignada y él había sido afortunado, tenía las dos que más le interesaban. Había que aceptarlo, el olor que emanaba de los distintos puestos era excepcional y también estaba interesado en probar uno que otro platillo que preparaban los jóvenes, sin embargo tenía que cumplir con su trabajo.
 
-El Stand de Italia ya está listo…- Murmuró al observar el monitor que tenía en frente, y casi de inmediato se puso de pie, acomodó un poco su saco y su cabello, y luego caminó cargando en su mano derecha una bolsa con distintos alimentos.
 
Prestó atención a cada Stand mientras hacia el italiano, y luego simplemente entró observando a los tres miembros de aquel lugar.  – Con su permiso…- murmuró cerrando ligeramente los ojos hasta llegar frente a Ezio, su hijo.  – Acá está la bolsa que se te quedo en casa, no seas tan distraído…-  y de repente, su vista periférica lo observó, era nada más y nada menos que un cigarro apagado en el mesón del stand y junto a él, aquel muchacho grosero con quien tenía pendiente un castigo.
 
Se puso un guante blanco, inclinó su cuerpo y tomo el cigarro metiéndolo en una bolsa solo para finalmente terminar observando al muchacho – Roccelli esto se sumara a tu castigo…- cerró nuevamente los ojos mientras se quitaba el guante, y luego, iría a su posición simplemente vigilar el lugar.

Pensar que uno de ellos ya saldría a probar los deliciosos platillos le parecía una injusticia, aunque quien iba a probar los platillos iba por trabajo y además no iba a probar platillos (?) por suerte para su persona, no era el único que quería salir de la sala de cámaras a disfrutar un poco del ambiente libre, y Karla ya estaba usando sus encantos ¿femeninos? En Gustav para que este nos dejara pasear antes de encerrarnos a vigilar a los chiquillos.
 
Gustav, a diferencia de otros inspectores era alguien con quien se podía llegar a un dialogo sin problema, por lo tanto rápidamente acepto aquella proposición solo con la condición de que estuvieran atentos a los radios.
 
Karla lo sacó de golpe del lugar, y mientras intentaba ordenar sus pies para seguir el ritmo podía observar como el negro cabello ajeno ya se le estaba metiendo en la cara - ¡¡E-espera!! Me voy a caer ¡! …-  exclamó  y mientras corría con ella entre los jardines pudo observar los demás Stand ordenandose.
 
Finalmente el paso se detuvo, y observó a Fulvio, quizás a él no le parecería muy agradable la situación de verlos así, pero que va, ya estaban autorizados.  – ¡Comida…comida!..- cerró los ojos y se contagió de la energía de aquella mujer,  mientras que a lo lejos pudo divisar a Ezio, quien estaba preparando los platillos  -  MI PLATILLO PREPARAMELO CON MUCHO AMOOOR! …- extendió una mano al cielo principescamente mientras guiñaba un ojo y volvió a sentarse mientras que Karla llamaba con descaro a la chica pelirroja que estaba allí.

Escuchó los pasos de alguien, y pues claro, eran los de aquel inspector que ya lo había castigado antes, sin embargo a pesar de que estaba justo frente al mocoso, había pasado desapercibido por más extraño que pareciese, ya que aquel hombre era como una máquina en busca de personas a las que castigar.
 
Arqueó una ceja al oírles platicar, y pues claro la sorpresa era tal cuando se trataba de que aquel chiquillo obviamente era el hijo de aquel inspector.
 
De repente el hombre le observó, comenzó a revisar meticulosamente el mesón mientras el italiano llevaba las manos a sus bolsillos y lo miraba amenazantemente. Escuchó que se le sumaría a su castigo por ende solo pudo reaccionar de mala gana
 
-¡Ni siquiera sabe si es mio,  pudo ser de su hijo! Tsk! –
 
Tras ese mal rato demás pudo fijarse como iban ingresando dos personas más, dos inspectores quienes venían haciendo mucho ruido, ¿Qué acaso tendría a toda la puta guardia en el Stand? , pero su respuesta fue contestada de inmediato, porque aquella pareja de inspectores solamente se sentó y comenzó a gritar cosas al azar.
 
Se acercó a Natalya y le dio un empujón suave.
 
-Te quieren a ti, adelante…- 

— Un gusto Ezio —

Le sonrió con amabilidad al chico, parecía ser alguien tranquilo y menos mal que no le habían dicho nada por su retraso, rápidamente se sentía comoda otra vez y los nervios se le iban.

— ¿Eh? Sí, es mío , se llama Klein — 

Mencionó señalando a su búho , el cual, al sentirse aludido , fijo su vista en el alto moreno. Pero ya era hora que el pequeño animal tomará posición, así que luego de recibir la cara, hizo un gesto para que se posesionará en un árbol, además, ya venía llegando gente, no podía dejar que le vieran así sin más, podría ocasionar problemas.

— Quédate allí tranquilo y no hagas nada sin que te lo diga ¿Bueno ? — Y dicho esto, Klein se marchó y al poco tiempo después, se pudo observar como iban llegando los comensales...Unos enérgicos comensales.

Primero el profesor... ¿Hace cuanto estaría? Solo se dedico a observar la escena y tratar de entender, quería decir algo para ayudar a su compatriota, pero venían más clientes que parecían muy alegres. Pudo reconocer al inspector, pero a la mujer no la conocía . Era bueno siempre tener gente tan alegre, no pudo evitar sonreír por la escena, pero esa sonrisa rápidamente se transformo en una cara de nerviosismo y "shock" cuando pidieron que ella vaya atender.

— ¿Eh? ¿Yo? ¿Por qué? ¿Qué hice ? — Dijo confundida, mirando de reojo a su compañero que le daba un leve empujón para ir a la mesa. Venía recién llegando, así que , tenía que colocarse al ritmo de los demás. Ella  podía hacerlo, ella debía hacerlo.

— Bienvenidos —  Les sonrió amablemente, haciendo una reverencia, aunque por dentro estaba muy nerviosa, es decir , por alguna razón, aquellas personas la atemorizaban (?) — Aquí esta la carta — Y sencillamente no sabía que mucho más decir, osea, la otra vez había atendido gente, pero había sido hace mucho y ahora, no podía concentrarse bien — Tomaré sus pedidos y desde ya , gracias por venir a nuestro Stand — Y luego de pasarle una carta a cada uno para que pudiera elegir, sacó de su bolsillo una especie de cuadernillo y un lápiz  que había alcanzado a tomar del mesón, para así anotar lo que le pidieran.

A decir verdad, era difícil no contagiarse con la energía que entregaba aquella inspectora que pedía a gritos las atenciones de aquella chica pelirroja. No sabía si reir o sentirse un poco incomodo, ya que conocía cuales eran las intenciones de la mujer, y no quería que aquella alumna se sintiera un poco incomoda con la situación.
 
Sonrió levemente, la chica había llegado, así que lo más apropiado era brindarle una cálida sonrisa a aquel cuerpo temblante producto de unos ingenuos nervios adolescentes.
 
-Gracias!!! …- cerró los ojos recibiendo la carta con distintos alimentos, y no tuvo que indagar mucho porque era lo primero de la lista lo que realmente quería probar – PIZZA! Quiero pizza!!! … y y … - prestó un poco más de atención a la carta y luego de analizarla por aproximadamente 0,5 segundos (?) decidió cual sería su siguiente elección – Y de postre quiero TIRAMISU!  …-  alzó la voz de forma llamativa y luego volvió a sonreírle a la dulce chica como si ese ataque de emoción desapareciera de inmediato. – Gracias tehehehehe…-
 
Luego observó a la seductora mujer italiana con la que estaba sentado, y apoyando su propia mejilla en una de sus manos, busco hacer conversación - ¿Qué pedirás tu?...- y luego rápidamente se pondría de pie apoyando sus manos sobre la mesa con una mirada casi asesina. -  Olvide algo….- murmuró quedando en silencio por unos segundos y corriendo de golpe después hacia donde estaba Fulvio para traerlo obligado a la mesa  -  EL IGUAL QUIERE PIZZAAAA CON UNA CARITA FELIZ…COMO SU CARA-  señaló el rostro inexpresivo del sujeto. 

Estaba totalmente concentrado en su puesto, manteniendo su mirada inexpresiva en las acciones de aquel muchacho moreno, no podía fiarse de alguien que incluso le echaba la culpa de sus acciones a su inocente hijo que yacía ubicado en la cocina.
 
Suspiró y cerró sus ojos por un breve momento, pero ese tiempo de relajación express no duraría tanto cuando escuchó un tremendo griterío de unas voces muy familiares exigiendo comida, pero  amén a sus instintos intentaría ignorarlo cuanto fuese posible mientras fruncía notoriamente el ceño y una de sus cejas comenzaría a temblar por la molestia que le causaba la situación; “¿Pero qué diablos….?”  Pensó cruzando uno de sus brazos por su propio abdomen y el otro ubicándolo sobre su frente, de esta manera sostendría sus adoloridas sienes.
 
Lamentablemente, y como era una persona neurótica, cuando la mujer comenzó a llamarlo y luego el distraído rubio intento ¿coquetearle a su propio hijo?, fue cuando estalló.
 
-¡¿QUÉ HACEN ACÁ?! ¡DEBERÍAN ESTAR EN SUS RESPECTIVOS PUESTOS!-
 
Para su sorpresa, ambos inspectores habían viajado al mundo culinario de la carta, y fue ignorado por completo, al menos hasta que de repente, aquel rubio fue tras de él empujándolo hacia la mesa e incluso pidiendo un platillo para el  - ¡NO QUIERO UNA PIZZA! -  alzó nuevamente la voz, sin embargo por fuerzas externas, terminó de igual forma sentado con los ruidosos inspectores, claro que, cruzado de brazos y con una clara expresión de enfado en su propio rostro.