Salami [priv. Iván]

por Invitado Miér Dic 28, 2016 8:50 am

Ser el jardinero era una tarea complicada: Si bien era algo que disfrutaba y realizaba por mero gusto tras la partida de Kyle, siempre existían riesgos a la vuelta de la esquina. Por ejemplo, era el turno de los ficus de ser podados. La costumbre dictaba que debían podarse para obtener la figura de algún animalejo, un pato o un dinosaurio, alguna ridiculez que a alguien con mucho tiempo se le había ocurrido. Pues bien, había comenzado a darle forma cuando las tijeras se atoraron y prensaron su mano de la parte interna.

De inmediato las dejo caer, maldiciéndolas en su mente y oprimiendo con furia la parte lastimada, muy cercana al pulgar. Estúpidos burgueses y sus ideas de retrasados. Como si ver la estúpida cara de un pollo todos los días le fuera a dar suerte o habilidades de vidente. Bajó de la escalera en la que se hallaba y se dirigió de mala gana a la enfermería. Si alguien se cruzaba en su camino, tendría que desquitarse.

Para su buena, o mala, suerte, nadie pasó por ahí y entró directo a la sala de espera. No había rastro de alguna persona, y si la hubiera, entraría antes. Una manos aplastada por las tijeras de jardinería seguro eran más importantes que una nariz sangrante. Se detuvo frente a la puerta y tocó un par de veces. Quería ser atendido rápida y eficientemente. No había tiempo de cordialidades y esas normas estipuladas por la misma sociedad. Era una urgencia.

-Disculpe, ¿puede ayudarme?- Abrió la puerta y entró.

por Invitado Vie Dic 30, 2016 3:28 am

--Catorce horizontal... --el día estaba fresco y él había subido los pies a su escritorio. Se quedó observando en silencio el crucigrama por minutos en los que pensó en la palabra que le pedían: 16 casilleros sin ninguna letra guía, apenas una S en el final y eso no significaba nada--: Trastorno del metabolismo caracterizado por el desarrollo de lipomas múltiples.

Se rascó la cabeza mientras pensaba en las opciones de su mente. Metabolismo ¿cuándo era que había leído de ello? Giró los ojos en todas direcciones buscando alguna iluminación divina: si leía alguno de sus libros o apuntes era como trampa, y mejor ni hablar de la hoja trasera del libro de actividades. Era una vergüenza; había terminado el sudoku en un par de horas, pero este crucigrama le estaba tomando bastante tiempo. ¿¡Por qué era tan difícil recordar los problemas del metabolismo?!

Sin embargo dio un salto en su lugar cuando la voz del otro lado de la modesta sala lo trajo a la realidad. Había una persona extra oficialmente entrando a la enfermería mientras él pensaba en lipomas y el asco. Se acomodó propiamente la bata y bajó los pies del escritorio aunque no se levantó. De hecho sólo se pasó el cabello para atrás mientras mordía el borrador del lápiz. --Lipoma... Lipomate... Lipomantel... Liposucción. --siguió recitando en voz baja mientras la persona se acercaba. Una vez que sintió que estaba cerca, entonces le habló--: ¿cómo llamarías el trastorno del metabolismo de lipomas múltiples?

Y al alzar la cabeza casi se fue para atrás en la silla por el impacto ¡Era el sujeto del bosque! Extra oficialmente era el sujeto que casi se había dado en los baños de un bar que olía a cigarrillo y licor barato.

por Invitado Sáb Dic 31, 2016 6:06 am

¿Era una broma de mal gusto? Apenas entró, lo primero.que alcanzó a ver fue al encargado con los pies sobre su escritorio, y aunque se reincorporó de inmediato, no quitaba el hecho de que se hallaba así. Eso, seguramente, violaba muchas normas de salubridad. Y por si fuera poco, tenía la desfachatez de hacerle preguntas sobre la estupidez que hacía en lugar de su trabajo.

-¿Lipomas? -Muy bien, el orgullo le dolía un poco al no saber la respuesta. Pasó saliva y pensó un momento. -Si osis se refiere a un proceso, ¿Lipoma...tosis? -Había caído en su juego, no era un diccionario o algo así: Era un maldito paciente y quería ser atendido. -¡¿Qué sé yo?! No fui a la escuela de medicina. ¿Podría atenderme?

Durante todo ese tiempo, no había despegado la vista del otro y no fue, sino hasta que ambas miradas se cruzaron que pudo reconocerlo. Abrió los ojos ante la sorpresa. No era posible: Era aquel pseudoenfermero que había conocido en el bosque y que le había hecho tantas insinuaciones durante aquel período de depresión. ¡Qué sorpresa! Siempre creyó que era un charlatán.

-¡Vaya! - Sonrió algo cínico. -¡Así que realmente eres enfermero! -No era su persona favorita en ese mundo, pero necesitaba ser atendido.

Sintió un poco más de confianza al ver que se trataba de él, caminó hasta la mesa de exploración que tenían en el consultorio y se sentó en ella con el ceño fruncido. Realmente se trataba de un método de defensa al no poder recordar si habían llegado o no hasta el final.

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