El análisis postreligioso frente al cangrejo ermitaño:¿un complot neocontemporáneo? (Priv. Kendra) [+18]

por Invitado Mar Abr 19, 2016 6:17 am

Leyendo sobre la filosofía contemporánea, había hallado una idea que simplemente no podía dejar de dar vueltas en su cabeza: ¿Es que acaso era, el capitalismo, el final del mundo como lo conocía el hombre hasta ahora? Una alienación por tratar de ser mejor ante la competitividad generada por dicho sistema, evidentemente, estaba llevando hasta las últimas consecuencias la resiliencia humana.

No importaba a donde fuera, la alegoría del cangrejo ermitaño como personificación del ensimismamiento lo perseguía. Aún no terminaba de comprenderla del todo, pero era evidente que se trataba de una teoría completamente acertada, pues, en la actualidad, la gente se veía a sí misma, presa de sus propias aflicciones e incapaz de generar un poco de empatía por cualquier situación ajena.

No consideraba saber lo suficiente sobre el tema, por lo que, antes de comenzar a entrar en histeria, necesitaba ahondar en ello. Por esto, decidió acudir a la biblioteca del instituto. Quería profundizar en aquel tópico, especialmente desde la perspectiva de Fromm. Tomó la decisión de saltarse algunas clases y se apresuro a llegar hasta su planificado destino.

Una vez ahí, buscó en el catálogo el título del libro: "El arte de amar". Sonrió triunfante y se dirigió hasta el estante indicado. Pasó la vista por encima de las etiquetas con folio que cada libro tenía en el lomo hasta hallar el que buscaba. Se trataba de un hermoso libro de pasta dura, azul, con enormes letras blancas que remarcaban el título de la obra.

Lo tomó en sus manos y avanzó plácidamente hasta alguna mesa alejada de la entrada del recinto. Normalmente, ahí no había tanta gente y eso le calmaba. No soportaba el estar rodeado de imbéciles imberbes y huecos que sólo tocaban temas superficiales. Frunció el ceño de tan sólo imaginarlo mientras tomaba asiento en un rincón contrario, detrás de un enorme estante que censuraba la probabilidad de que alguien le encontrara.

por Invitado Mar Abr 19, 2016 7:18 am

El profesor no era muy devoto de los lugares con excesiva polución de gente. Acostumbrado a las escuelas con pocos alumnos y trabajos donde los clientes recurrentes no eran más de diez, desarrolló una cierta empatía por la soledad. Normalmente sus aventuras se vivían tras la institución; en los salones en remodelación y en los jardines semi cuidados donde los autos no estacionaban. Kendra tenía lista de lugares por visitar en el campus; anotados con fecha y ruta para llegar: ese día tocaba la biblioteca. Tras unos minutos ya estaba subiendo las escaleras hasta dicho lugar. La ventilación era adecuada, estaba templado y no había necesidad de sumar o restar ropa para estar cómodo. Los vitrales altos de la entrada cubrían toda la pared, con ángeles como decoración. Cada serie de mesas tenía su propia araña que lloraba diamantes en el techo, con buena iluminación.

Él continuaba avanzando en los pasillos, estos bifurcaban entre mesas u otras estanterías. Era una biblioteca muy completa tal parecía. Y, luego de llegar al último corredor, se dio cuenta de la mesa escondida tras las últimas estanterías. Estaba pegada a la pared y daba la espalda a la entrada a esa sección justo donde estaban los libros de física y cálculo. Había una persona allí y él pudo notarlo; no le tomó mayor importancia y se sentó en la otra esquina de la mesa sin hacer ruido.

Había tenido un día largo y cansado, había constantes presiones en su trabajo y era complicado cada registro para los maestros que debía rellenar con formularios. Destensando el cuello, giró de manera casi irrespetuosa hacia el chico y el libro de pasta dura que sostenía y que no paraba de leer, causándole gracia regresó a su propia pila de libros sobre la historia del Burlesque; él también había sido un muchacho así de comprometido cuando iba a la universidad. Incluso ahora seguía indagando e investigando acerca de lo que nunca terminaba de entender o de conocer; el conocimiento y las enseñanzas cambiaban con la misma rapidez de las estaciones, era imposible estancarse en una sola cosa por mucho tiempo antes de que esta fuera desplazada por algo más novedoso.

por Invitado Sáb Abr 23, 2016 7:23 am

Su presencia se vio calada ante la mirada de alguien. No le conocía, no sabía de quién se trataba, no le importaba averiguarlo. ¿Qué podría ganar tratando de coincidir con aquellas bestias sapientes? Aquellos, quienes no podían comprender la gravedad de la estulticia, no eran la clase de compañía que necesitaba. Suspiró incómodo al ver que el otro se acomodaba a su lado, y no pudo evitar echar un vistazo a la pila de libros que cargaba entre brazos. Muy bien; eso lo convertía en una persona más llamativa.

Se trataba de alguien que tenía el interés en el crecimiento intelectual, de eso no cabía duda. Probablemente, estaba sentado a su lado, tratando de huir de la gran multitud iletrada. ¿Sobre qué tema estaría indagando? Miró con el rabillo del ojo los libros que poseía en ese instante; todos hablaban sobre el mismo tema: El burlesque. Se encontró agobiado al no visualizar Victorian Theatrical Burlesques entre los títulos. ¡Qué molestia! Ahora no parecía tan perspicaz como antes.

No podía permitir que alguien se informara de manera incompleta, debía leer las mejores fuentes y, sin duda alguna, al ver el nombre de las lecturas que haría, sabía que no era el caso. Se puso de pie en silencio, con su ejemplar en mano, caminando rumbo al catálogo, donde buscaría los mejores títulos que conocía. Así hizo, y cuando tuvo el folio anotado en un papel que, amablemente le había obsequiado una chica de cabellos negros, volvió hasta la mesa. Miró aún de pie al otro, sin tratar de llamar su atención y colocó el papel con fuerza sobre la pila de libros que tenía a un lado. Acto seguido, se sentó de nuevo en el lugar en el que estaba acomodado previamente.

—Ésas, sin duda alguna, son las mejores fuentes sobre el Burlesque —le miró de reojo, mientras abría su libro en la página donde se había detenido —. Olvidé anotarla, pero podría tratar con Opéra-comique de Martin Cooper.

Paseaba la vista por encima del papel, tratando de recordar, por un momento, si había olvidado algún título que pudiera asistir al otro. Consideró, por un instante, si debería buscar un libro sobre el recurso steampunk en el burlesque y el cabaret. Era importante dejar de lado la mediocridad. Al final, ser pusilánime no servía de nada, y si él estaba dispuesto a salir de su ignorancia, entonces podría abandonar el pecado de la vaciedad. Sonrió ligeramente, orgulloso de su utilidad en ese instante.

por Invitado Vie Abr 29, 2016 3:13 am

El burlesque americano es una variación estadounidense del burlesque dramático que en sus principios, alrededor de 1865, fue idéntico al género de burlesque presentado en Europa de la Era Victoriana. El profesor pasea sus ojos con sigilo por las hojas en busca de una pista; de algo que no le limite en su artículo. No se supone que escriba diatribas sino comedias. Sonríe brevemente releyendo párrafos y ahoga los suspiros dentro de sus labios. Todo es demasiado silencio y casi duele no encontrar lo que está buscando. Es esa biblioteca una de las más grandes que ha visto, y no se llena. Ha pasado allí casi todo el tiempo desde que llegó a la institución y no logra saciarse. Incluso aunque lo busca o aunque se plantea el voltear el libro al revés a ver si viene escrito de diferente manera, este no está.

Luego hay un sobresalto, y un papel con anotaciones sobre la pila de libros que tiene del lado izquierdo. Kendra rehúye aquélla mirada no por temor sino por desconcierto. ¿Qué clase de alumno era aquél con esa sobriedad? Casi fascinado por el descontrol, lo escucha hablar. Y él se zurce los labios para no hablar hasta que él termine de hacerlo, Opéra-comique de Martin Cooper es, ridículamente, uno de los primero libros que ha leído sobre el tema. Frunciendo las cejas, intentando socavar su curiosidad casi infantil, el profesor se le queda mirando con el codo apoyado en la mesa y el mentón en los nudillos, abre y cierra el plumón que tiene en la mano derecha. Vuelve los ojos al papel sobre la pila de libros y se cuestiona si debe hablar o no. No es nadie para desmeritar el esfuerzo ajeno; y menos lo es para no contestar por la atención que ha recibido. Optando por lo que le parece lo más sensato en un lugar al que ha acudido no sólo por estudio sino por silencio, arranca una hoja completa de su libreta y retira los bordes para dejarla completamente recta.

Su respuesta fue sencilla después de todo, sólo escribió justo lo que pensaba cuando había oído su acertado comentario. Haciendo dobleces en el papel, lo volvió un pequeño cuadro que lanzó al otro extremo de la mesa, rebotando cerca de donde el chico estaba. Él no tenía necesidad de hablar y suponía que si el otro sujeto estaba volteado a la estrecha abertura donde pasaba gente, estaba seguro que tampoco quería hablar más que lo estrictamente necesario, por lo que encontraba pertinente, comunicarse de esa manera.

Gracias por las recomendaciones, joven, serán tomado en cuenta. Si le interesa Opéra-comique tal vez también le interese el ensayo que hice para la universidad de Umea, en Suecia, llamado “High burlesque” en eNotes, es en base al libro que me comenta.

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