Cosas de inspectores [ Priv. Inspectores]

¡YAHOO! , después de días y días de insistir e insistir logró que todos los inspectores aceptaran su invitación de salir, seguramente alguno de ellos creían que quería una cita, pero diablos no, no una cita con ellos, una cita con las increíblemente guapas bailarinas desnudistas que estaban en este establecimiento.
 
-Taraaaaaan!  Henos acá  mis hermanos…-  dijo con sus manos en la cintura mientras todos, los cuatro contándola  estaban  parados frente a la puerta de aquel burdel. Las mujeres voluptuosas y semi desnudas invitaban a pasar al lugar, esto parecía digno de un cielo.
 
-Hola nenas…- se acercó a una de ellas y golpeó su trasero con la palma de la mano solo para después agarrarle con entusiasmo, miró a sus acompañantes por encima del hombro -¿Qué pasa maricas? ¿Esto…-presionó la nalga de aquella mujer subiéndola y bajándola con entusiasmo- los cohíbe? -  soltó una carcajada con fuerza.
 
-¡Vamos a la diversión…quiero ver esos traseros bailándome! – Sacó de su bolsillo el dinero agitándolo en los cielos mientras sonreía ampliamente.

Sabía que no era una buena idea, no quería hacerlo, no quería salir con ellos, más allá del hecho de que todos le parecían unos inescrupulosos, y la idea aquella se intensificó con fuerza cuando se encontró parado en aquel sitio, donde, justo frente a sus propios ojos, bellas mujeres con poca ropa lo invitaban a pasar.
 
No podía reaccionar, estaba impactado, se había metido tanto en la cabeza la habilidad de ser moralmente correcto que verse cara a cara con tal desbordante situación había producido una especie de corte circuito en su cabeza.  –Q-q-que…. ¡¿QUÉ ES ESTO?! – dijo con fuerza mientras señalaba a las mujeres con exageración,  mientras aquella mujer agitaba el trasero de las ajenas.
 
Pensó mucho en que hacer, y luego de darle muchas vueltas en su cabeza, se dio media vuelta y cruzó uno de sus brazos por su cintura sosteniendo su codo, mientras que su mano presionaba un poco su boca, al compas en que cerraba los ojos “¿Qué hago acá?, debería volver a casa ahora que aun tengo la oportunidad”, su mente divagaba, y luego, abrió dramáticamente sus ojos -¡Me iré!-  exclamó y comenzó a caminar hacia su auto(?)

De alguna manera que no recordaba muy bien, había terminado con todos los inspectores en un antro de mala muerte con bailarinas exóticas en la puerta dándole la bienvenida, cerró sus ojos y comenzó a reir de manera nerviosa, ¿Qué debía hacer?, ¿podría escapar?, no sabía si podía hacerlo, mientras que frente a sus ojos danzaban los pechos y traseros de las bailarinas, realmente era algo incomodo a su vista; “Se supone que soy gay, no debería estar en un sitio así” pensaba recurrentemente mientras mantenía aquella sonrisa nerviosa en su rostro.
 
-Esto….Karla….-intentó advertirle a la mujer que este sitio realmente le incomodaba, que esto realmente no iba a funcionar, pero no sabía que palabras usar, entonces el grito exagerado de Fulvio caló en sus orejas, desviando su vista totalmente al rostro desencajado de aquel hombre que hasta donde yo sabía, tenía una relación rara con Okita, y sin poder evitarlo, se echó a reir de golpe , agitando todo su cuerpo e inclinándose de inmediato, si tenía que aguantar traseros y tetas, todo iba a ser más llevadero con aquel ejemplo de rectitud.
 
-Calmado, calmado, que asustaras a las nenas…- le dio un par de palmadas y luego se detuvo al notar que este necesitaba un poco de tiempo para pensar. Pero luego abrió sus ojos de golpe sentenciando su huida del sitio - ¡¡E-espera!!- Abrazó su cintura deteniéndolo – N-no puedes dejarme solo acá …este sitio es demasiado extraño y yo soy extremadamente homosexual, no me dejes solo con ellas ….-  gritó con fuerza, tanta que era probable que las bailarinas, Gustav y Karla ya había oído su pequeño drama.

Esta completamente confirmado que las reuniones entre colegas pueden mejorar considerablemente la calidad de trabajo que se tiene dentro de un equipo multidisciplinario, conocer, compartir, celebrar, son las oportunidades que te da la vida para disfrutar de las herramientas humanas que se tienen a disposición casi toda la semana, fue este la principal motivación para asistir a esta cita que había planeado aquella nueva inspectora, Karla Novonni.
 
Conocía a Christopher, sin embargo, como jefe de la sección de inspectores, era un completo desconocido ante los ojos de los otros dos inspectores de origen italiano, y eso lo estaba haciendo fallar como Líder, claro que, terminar en un burdel no era lo que tenía en mente para su primera reunión profesional con quienes estaban a su cargo.
 
Las mujeres semi-desnudas invitaban a cada uno de los involucrados a pasar. Acomodó sus cabellos rubios cerrando los ojos. Ya estaba acá, no sería para nada cortes simplemente dar vuelta e irse. – Vaya … esto realmente está fuera de toda concepción profesional que imagine…- Tras decir esto, escuchó la voz de aquel otro adulto quien parecía aun más alterado, y seguido, la risa burlesca de Christopher, aparentemente no era el único incomodo con lo que estaba sucediendo.
 
-Bueno…-  Caminó un par de pasos y una de las mujeres se aferró a su brazo con insistencia, ya suponía que acaba acabaría malgastando algo de su dinero, escuchaba claramente a Christopher quejándose con fuerza, era algo cómico – Vamos chicos…no seamos descorteces… ¿por favor?- Ladeó un poco la cabeza y sonrió ampliamente mientras cerraba los ojos, podría apostar que una fila de destellos aparecieron a su alrededor cuando lo hizo.

Se supone que estaba entre compadres disfrutando y recreando la vista, tenía una sonrisa de oreja a oreja dibujada con un labial rojo. Entonces escuchó el grito exagerado de uno de sus compañeros, parece que ver como movía ese trasero le había perturbado un poco, aunque la situación ya en si era demasiado graciosa así que no evitó soltar una risa.
 
-Oh vamos…- 
 
El rubio de cabello largo trató de calmarlo, y mientras el otro rubio que parecía una especie de príncipe azul y que aparentemente estaba llamando la atención de todas las bailarinas, comenzaba a entrar, los otros dos hombres intentaban o no intentaban irse, realmente no entendía, además de que uno decía que era extremadamente gay.


Corrió hacia ellos, tomó la mano de cada uno de ellos, y las puso en sus pechos haciéndolos tocar – Miren sientan…no van a rechazar algo como esto -  volvió a reir, y manteniéndose afirmada de las manos de ambos, caminó hacia el interior del lugar.
 
Habían varias mesas, cada una de ellas tenían un tubo en medio para disfrutar de las bailarinas, mientras hermosas señoritas con poca ropa pedían la cuenta.
 
Encontró una mesa y empujó a los caballeros busca pleitos, como eran mesas circulares, los asientos estaban ubicados rodeando la mesa, por lo tanto quienes terminaban sentados en el medio no podían salir, y estratégicamente se las arregló para que el rubio de cabello largo, y el hombre moral quedaran allí, mientras que ella subía los pies sobre la mesa y agitaba bastante dinero en su mano
-SEÑORITAS, ACÁAA!-

Esto era realmente algo increíblemente perturbador, y más aun cuando a pesar de que intentara caminar, no pudiera hacerlo porque tenía a aquel rubio justo aferrado sobre su cintura, haciendo fuerza para evitar su avance - ¡No me quedaré ni un segundo más en un sitio así! ¡tengo un hijo! – Sabía que una cosa no tenía nada que ver con la otra, pero su cabeza estaba tan alterada que le era imposible reaccionar con completa calma.
 
El que estaba más tranquilo era el inspector general, no podía comprender la calma con la que le decía a ambos que “sean corteses”, esto había superado el límite de lo absurdo, o al menos eso creía.  Suspiró profundamente  cerrando sus ojos, y luego se volteo para ver a la responsable a pesar de que Weatherfield estaba aferrado celosamente de su cintura – Señorita Novonni – de repente su mano fue guiada directamente hacia uno de los pechos de ella, cosa que lo dejo bastante impactado, pero su expresión estaba neutra, solo para que segundos después su rostro se pusiera rojo como un tomate, pero no pudo reaccionar lo suficiente, porque aquella mujer aprovechó de hacer que entraran a aquel antro a la fuerza.
 
Finalmente estaba allí, justo en el medio sin posibilidad de escapar, apoyó sus codos sobre la mesa mientras sobre sus manos dejaba descansar su cabeza, no podía creer en la clase de lio que estaba metido, y lo peor de todo era que sentía que estaba traicionando la memoria de Michelle, su esposa.  La nube depresiva que se desprendía de su cuerpo realmente era asombrosa, por lo tanto cuando  una de las mujeres se acercó y preguntó “¿Qué trago les traigo?”, su mirada filosa, golpeó con fuerza a la chica murmurando gravemente  - No tomaré nada…-

A pesar de que la situación era divertida, no podía permitirse estar en un sitio así y ser el único que la pasara mal, por eso evitaba  que el adulto se largara sin más, y aunque Gustav insistía en ser corteses y quedarse, realmente no estaba seguro de pasarla realmente bien.
 
Finalmente la principal responsable se acercó, y Fulvio parecía que realmente iba a darle un fuerte golpe de moralidad, sin embargo fue callado por una situación, una que incluso lo involucro a él, pero no fue capaz de reaccionar del todo. Soltó la cintura del inspector y se concentro en la textura de ese pecho presionando con sus dedos varias veces, eran bastante blandos.    – Uhm….esto…- frunció un poco el ceño, y luego rápidamente fue jalado dentro del lugar para terminar de golpe en una de las mesas.
 
-Hahahahaha – comenzó a reir con los ojos cerrados aunque en realidad estaba algo incomodo, además de que Fulvio estaba envuelto por una onda depresiva de gran perímetro, por ende sentía que en cualquier momento el mismo iba a ser afectado por los rayos de depresión.
 
Una chica hermosa con poca ropa apareció, inmediatamente juntó las palmas de sus manos, la chica era tan preciosa que tenía ahora mismo ganas de hacerla su modelo.  - ¡Eres hermosa! -  se levantó de la mesa dentro de lo que podía, y luego aquella muchacha recibió una mirada de asesino de parte del peli rosa que estaba a su lado, se puso claramente nerviosa y comenzó a balbucear.   – Shis! …No seas así - murmuró hacia Fulvio y luego, moviendo su cabello largo hacía atrás continuo su conversación con la señorita – A mi tráeme un whisky! …y me gustaría hablar contigo en privado por si no te molesta hehe…- sonrió.

No se consideraba una persona muy cerrada de mente, por lo tanto, el lugar no le parecía un sitio desagradable.   Observó tras su espalda a los dos inspectores que estaban armando el jaleo de su vida, aunque Karla de alguna manera bastante habíl logró que estos entraran y se ubicaran a fuerzas en la mesa.

Se sentó al otro costado del medio circulo que formaba la mesa, cerrando la salida que tenía el aparatoso mesón, y despues simplemente sonrió con suavidad cerrando sus ojos azules en lo que una hermosa mujer se acercaba a recolectar los pedidos.

Esperó tranquilamente que sus acompañantes pidieran  sus propios tragos y luego observó a la mujer quien parecía algo confundida con la gran variedad de personajes que le había tocado atender esta noche - A mi me gustaría solo un vaso de Ron, por favor...hoy tengo ganas de ser más rudo -  soltó una risita, y dejó ir a la mujer.

Acomodó luego su cabello tras su oreja de forma un tanto meticulosa, abriendo ligeramente sus labios mientras lo hacia y cuando al fin sintió que todo estaba en perfectas condiciones,  retomó la conversación - Me parece agradable que compartamos todos juntos de vez en cuando, despues de todo, al menos yo, aun no tenía el gusto de conocer a Karla y a Fulvio...-  Una mujer luego se acercó, solo vestía un pequeño pantalón corto y una especie de brasier con lentejuelas  -  Creo que es imprecindible que intentemos convertir esto en un hábito para ser más fuertes como inspectores ...-  la mujer, en lo que hablaba, se subió a la mesa y comenzó a bailar aferrada del tubo, agitando sus nalgas frente a ellos y acariciando sus pechos de forma sugerente.  

Desvió su mirada hacia la chica y sonrió, sacando algo de dinero de su bolsillo para ponerlo dentro del short de la chica  -¿Que opinan ustedes?..-

Dejando de lado que el inspector de acento italiano y mirada severa estaba claramente incomodo, los otros dos inspectores supieron rápidamente adaptarse a la situación. La bailarina que tenían era hermosa y sus habilidades en aquel tubo eran realmente sorprendentes, solamente podía concentrarse en ver como se movían aquellos hermosos glúteos.
 
-Realmente quiero comerla …-murmuró acomodando su cabello largo y sonriendo pícaramente, y claro, no estaba mintiendo, de verdad quería llevarse a aquella bailarina a lo oscuro, aunque aparentemente , el rubio de cabellos largos tenía más o menos las mismas ideas.
 
Observó al inspector general, quien comenzaba a hablar de manera seria a pesar del espectáculo que se llevaba a cabo.  – Reuniones en este sitio, me parece una buena idea …- sonrió ampliamente mientras que la bailarina comenzaba a quitar lentamente su pequeño short, mientras inclinaba su tronco hacia adelante, el trasero de aquella mujer quedó frotándose en el tubo que estaba en el medio.  – WHOA! Nena así!! -  sacó de su billetera algunos billetes y se los puso entre los pechos sin pensarlo.

Al parecer, él era el único que comprendía   la gravedad de la situación, después de todo, Christopher ya había encontrado la forma de adaptarse al lugar con suma naturalidad, y ni siquiera había que mencionar a Karla y Gustav. ¿Podían estar tan tranquilos luego de todo lo que estaba ocurriendo?
 
La mujer estaba bailando frente a ellos, y casi le parecía una gracia que el inspector general Gustav Lois Sadé solo se centrara en llevar una conversación seria, no sabía si comenzar a gritarle por la desesperación o regañar a la muchacha que movía sus glúteos y pechos frente a todos como si realmente fueran la cosa más perfecta del mundo. Claro, estos pensamientos, en su mayoría, amargos, estaban presentes en todo su rostro, el cual representaba el desagrado de la situación que experimentada con una fidelidad digna de todos.
 
Suspiró, y desvió el rostro hacia un lado mientras su entrecejo se mantenía fruncido. ¿Realmente tenía que soportar menudas idioteces? Estaba seguro que no, este no era el sitio apropiado para una reunión ni tampoco lo era para él.  Observó por breves momentos su anillo de compromiso de hace varios años, aun lo utilizaba en el mismo dedo.
 

-No es un buen sitio, es la primera y última vez que participo en una reunión de esta índole…-  sentenció sin volver la vista hacia ningún sitio. 

 Atraer señoritas era fácil, mantenerlas era lo complicado, por eso apenas la mujer que tenía cerca se enteró que era pobre (?) no hubo más historia y simplemente se fue hacia otro sitio, afortunadamente esto le dio el tiempo suficiente para enchufar su cerebro en la conversación que llevaban los inspectores, en el caso de Gustav, con mucha naturalidad.
 
Miró de reojo a Fulvio, el estaba bastante tenso, es más, parecía digno de una dogma del ejercito, era bastante aterrado si se veía  de lejos.
 
Solo observó la conversación, no sabía que realmente decir, estaba de acuerdo que este no era un buen sitio de reunión por el simple hecho de que ver tantos cuerpos de mujeres era aburrido, pero parecía que cada uno tenía sus motivos.
 
La camarera llego con los pedidos, mientras que la bailarina seguía dando vuelta en el pole que estaba incrustado en el medio de la mesa, realmente este lugar lo hacía sentir entre incomodo y entre increíblemente inspirado, después de todo, las figuras que hacía la bailarina en ese tubo eran realmente hermosas, y en su cabeza se dibujaba una escena perfecta que debía plasmar en un lienzo, lienzo que ahora no tenía.
 
-Supongo que si podríamos ir variando de lugar….-  Murmuró en lo que sacaba de su bolso un lápiz y se ponía a dibujar en la libreta donde anotaban a los alumnos, que ya más que una libreta de anotaciones, parecía una croquera con dibujos varios, entre todos, rostros de alumnos. -Personalmente pienso que podriamos ir por un café y un pastel, amo el pastel -  Sonrió ampliamente al decir esto.